El recinto

Tal como ha llegado hasta nuestros días, el Castillo de Montjuïc es en gran parte el resultado de la reforma del ingeniero militar Juan Martín Cermeño (1699/1700-1773), proyectada en 1751 y ejecutada entre 1753 y 1779. Esta mejora, que tenía como objetivo completar la estructura defensiva de la fortaleza, supuso el derribo de una parte del viejo Castillo y la conservación de las mejoras realizadas en época del virrey Velasco, a finales del siglo XVII, así como la materialización de nuevas edificaciones sobre una planta trapezoidal irregular adaptada a la topografía de la montaña, con cuatro baluartes en los extremos, una fosa y un camino cubierto perimetral.

La figura de Cermeño es paradigma del auge del papel del ingeniero militar vinculado al diseño y a la transformación urbanística de los grandes centros del país a lo largo del siglo XVIII. Barcelona fue ejemplo de ello gracias al ingeniero real Próspero de Verboom, quien edificó la Ciutadella realizada por Cermeño, derribó buena parte del barrio de la Ribera y contribuyó a la creación de la Barceloneta, por ejemplo.

Más allá del Castillo de Montjuïc, Cermeño se dedicó a seguir y perfeccionar el sistema de fortificaciones en estrella ideado per el ingeniero francés Sébastien Le Preste (1633-1707), señor de Vauban. Su proyecto más ambicioso, siguiendo esta línea, fue el diseño y la construcción del Castillo de San Fernando, en Figueras, considerado uno de los mejores ejemplos de fortificación con baluartes de Europa y del mundo, gracias a sus dimensiones y a la calidad de su fabricación.

El Castillo de Montjuïc fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) en 1988.