Comercio joven de toda la vida

El tejido comercial de la ciudad es una realidad dinámica que evoluciona al ritmo de los nuevos tiempos. En este mosaico repleto de variedad, emergen iniciativas guiadas por personas jóvenes que reavivan el comercio de toda la vida o crean productos y servicios nuevos. Estos proyectos apuestan por valores como la sostenibilidad y el arraigo en el territorio y, al mismo tiempo, son capaces de satisfacer las necesidades de la clientela con un toque de originalidad.

¿Quién dice que el comercio tradicional está reñido con la juventud? En Barcelona, hay muchas experiencias que demuestran lo contrario. A continuación, conoceremos los secretos de un vidriero artesanal, un comercio centenario que se ha adaptado a los nuevos tiempos, una tienda de moda vegana y un obrador de dulces de artista.

Especialistes en vidre

Ferran Collado representa la cuarta generación de una empresa de vidrieros que se mantiene en un barrio de fuerte tradición industrial como Sants. Vidres Collado es una empresa familiar que trabaja el vidrio de manera artesana y obtiene piezas exclusivas para grandes empresas de perfumes, cavas, mobiliario o iluminación.

Su forma de innovar es trabajar prácticamente igual que en 1920, cuando el tatarabuelo de Ferran, Antoni Collado, empezó a levantar la empresa. Lo único que han incorporado han sido algunos materiales que han evolucionado tecnológicamente, como las pegas y los abrasivos. 

El punto fuerte de Vidres Collado es la especialización. "Podemos hacer todo lo que queramos con el vidrio porque conocemos el material y cada uno está especializado en una rama: soplar, trabajar el vidrio plano, espejos, cortar...", explica Ferran Collado. Lo único que quizás le preocupa un poco es la formación: "Es un oficio duro, no hay escuelas y todo lo tienes que aprender por herencia", afirma.

Prismáticos en línea

Otro comercio emblemático de Barcelona que en el 2016 ha soplado noventa velas es Raig. Durante 86 años, esta tienda especializada en telescopios y prismáticos estuvo ubicada en la céntrica esquina de Pelai con La Rambla, dando servicio a los amantes del firmamento, una afición muy arraigada en Cataluña. Sin embargo, de un día para el otro desapareció, y cuando todo el mundo pensaba que habían echado la persiana, se supo que la tercera generación del negocio familiar, los hermanos Serra, habían trasladado Raig a la vecina calle del Consell de Cent.

Al margen de productos para la observación de las estrellas, Raig hace décadas que comercializa también instrumentos meteorológicos, otra afición muy nuestra, así como lupas, binóculos, brújulas, microscopios..., hasta 2.000 productos diferentes para observar y medir.

El punto fuerte de este negocio es, según Carlos Serra, actual copropietario, "la diferenciación de productos y el servicio al cliente". El relevo generacional y cambio de ubicación han abierto una nueva etapa en Raig. Por la tienda de Pelai, pasaban muchos turistas y compradores ocasionales, cosa que no sucede en el nuevo local. Por eso, los nuevos responsables están invirtiendo para ganar la partida en el mundo electrónico y ser un referente en Google. El reto no es menor, pero apropiándose de la frase de Tsiolkovski, que usaron en el acontecimiento de celebración por su 90.º aniversario: "Los imposibles de hoy serán posibles mañana".

Moda vegana

Amapola, una tienda de ropa ubicada en la Vila de Gràcia, también ofrece productos de alta calidad. El hecho diferencial, no obstante, es que todos los productos se han utilizado sin explotar a los animales: el veganismo aplicado a la ropa y al calzado. Por lo tanto, todos los productos están libres de piel, lana, plumas o seda. "Actualmente, existe la tecnología necesaria para crear calzado o bolsos con materiales alternativos de mucha categoría y, además, hechos de forma sostenible", reflexiona Raquel Passola, impulsora de la tienda.

La tienda da servicio a un sector creciente de población que cada vez más reclama productos sostenibles. Se trata de una innovación guiada por la ética, que también convierte Amapola en algo más que un comercio.

Golosinas únicas

Finalmente, nos centramos en productos efímeros, como las golosinas que elaboran los artesanos del azúcar Çukor. No utilizan ni huevos ni harina, pero obtienen unas piezas únicas que no tienen nada que ver con los productos industriales. Golosinas para saborear como momentos únicos y de duración determinada. El proyecto también tenía que ser efímero: nació como pop-up store (tiendas con fecha de caducidad que alquilan un local para vender sus creaciones durante unos cuantos días), pero el éxito de la iniciativa hizo que adquiriera carácter permanente, y del barrio de Gràcia se trasladaron a un local propio en el Gòtic.

Çukor se creó con el único objetivo de que sus fundadores, Péter Nagy, Jabier Poveda y Manuel Abraham, se divirtieran e hicieran recetas de dulces que probaban en sus viajes. En muy poco tiempo, no obstante, han pasado de tener un obrador donde producían sus caramelos a vender una gran variedad de golosinas, ofrecer talleres abiertos para familias y adultos, crear dulces personalizados, etcétera. 

"Saber gastar bien los recursos y sacar provecho de lo que uno mismo y tus amigos saben hacer" son algunas de las claves del éxito comercial de Çukor, según Nagy. Si algo ha aprendido este húngaro residente en Barcelona, es que una tienda no solo tiene un retorno comercial, sino también "humano y emocional". Ahora, los creadores de Çukor confían en que pronto se consolide económicamente el proyecto para que vuelvan a tener tiempo de materializarse nuevas ideas que les rondan por la cabeza.

Dulces artesanos, ropa vegana, instrumentos meteorológicos de toda la vida o vitrales únicos son solo algunos de los productos que jóvenes comerciantes de Barcelona ofrecen a su clientela, una variedad que demuestra que el tejido comercial de la ciudad está más vivo que nunca.