El Pou de la Clota, un nuevo Pequeño paisaje de la ciudad

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Este elemento singular situado al en la calle Bragança, en el barrio de la Cota, ha sido totalmente restaurado.

A partir de la idenficación del pozo en el Estudio de paisaje del barrio de La Clota, se plantea la recuperación de este elemento perteneciente al patrimonio ordinario de la gestión del agua. De los diferentes pozos identificados sólo éste se encuentra dentro de un espacio de titularidad pública, y por este motivo, coincidiendo con la ejecución de las obras de reurbanización del entorno, se plantea su recuperación, con el fin de reintegrarlo al entorno actual y dar valor al patrimonio rural y agrícola característico del barrio de la Clota.

Reseña histórica
El origen del nombre de La Clota se encuentra en el «hoyo», para ser el punto de encuentro aguas abajo entre torrentes, concretamente del torrente de Horta, el torrente de Sant Genís, la de la Genissa y la de Catorze Plomes. En este punto de encuentro hídrico, se crea una planície regada por torrentes, origen de una larga historia de construcciones hidráulicas (acequias, pozos, balsas, canalizaciones…) que han favorecido la proliferación de huertas y cultivos de regadío que han caracterizado hasta día de hoy el peculiar carácter rústico del barrio.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, y hasta bien entrado el siglo XX, en Horta se desarrolló una actividad relacionada directamente con el lavadero: la colada. En Horta se lavaba la ropa de la gente acomodada de Barcelona ya que el agua en la que tenían acceso era mucho más limpia comparada con la del Rec Comtal.

Posteriormente, con la progresiva extensión de la red básica de suministro de agua corriente sanitaria, y los cambios en los hábitos sociales, este pozo fue quedando progresivamente en desuso, hasta llegar al estado actual de abandono funcional.

Restauración
El pozo de la Clota responde al tipo constructivo de pozo tradicional, consistente en una excavación vertical en el subsuelo hasta encontrar agua de una veta de un acuífero subterráneo a una profundidad de unos 8 m. La restauración se ha realizado considerando los valores patrimoniales y paisajísticos del pozo con el objetivo de recuperar la configuración constructiva y volumétrica original, retirando las aportaciones constructivas que alteraban la percepción, reparando las partes degradadas, y recomponiendo los elementos estropeados.

Se han descubierto los dos pilares de ladrillo cerámico, de unos 2 m de alto, ligados superiormente con una viga de madera que sujetaba habitualmente un carrillo o polea para colocar una cuerda con el cubo para extraer el agua. En uno de los bordes del pozo se encuentra una losa de piedra a modo de apoyo del cubo, encima de la cual hay una pequeña pica de obra en la se depositaba el agua.

Los trabajos de excavación de las obras de reurbanización de la calle Bragança dejaron al descubierto las estructuras parcialmente soterradas donde previsiblemente se debió situar una bomba de extracción de agua, así como de una balsa/lavadero de formato reducido. Este vestigio se ha querido dejar presente haciendo una mínima actuación de tratamiento del entorno sencillamente con un cambio pavimento.

Nuevo Pequeño paisaje
El valor significativo de este elemento tradicional, presente desde hace más de un siglo, hace que constituya un referente auténtico y característico de la identidad del barrio, que lo singulariza paisajísticamente respecto de otros lugares, siendo uno referente propio de la memoria colectiva y del paisaje urbano de los hortenses.

Por este fuerte potencial, el actual pozo de la Clota ha entrado a formar parte del inventario de los Pequeños Paisajes de la ciudad de Barcelona.