Cuidados dignos y comunitarios para una atención más humana

07/04/2021 - 08:44 h

Acción comunitaria. La campaña “Prescrivim cura digna” de Coòpolis promueve iniciativas de la economía social y solidaria que trabajan desde la perspectiva del cuidado comunitario

La pandemia y la crisis sanitaria y social de este último año han puesto en evidencia la importancia que tienen los cuidados, y que la atención a las necesidades de las personas en momentos de especial vulnerabilidad como la vejez o la dependencia por enfermedades requiere cada vez más un servicio de calidad, pero también más humano y desde una perspectiva comunitaria.

Este es el objetivo fundamental de la campaña “Prescrivim cura digna”, que se presentó el 30 de marzo, Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar y de los Cuidados.

La campaña está impulsada por Coòpolis, con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, y participan una docena de cooperativas y entidades sociales, que forman parte del grupo “Impulsem la intercooperació al sector cures”. Entre ellas se encuentra la asociación Més Que Cures, la Cooperativa Mujeres Palante, la Asociación para el Acompañamiento en el Final de la Vida Hospice.cat o la cooperativa Clara Ser Gran.

Como explica Elba Mansilla, responsable de formación de Coòpolis y de la campaña, “el sector del hogar y de los cuidados es un ámbito que está muy castigado por la precariedad, la economía sumergida y la falta de derechos”.

“Con esta campaña”, continúa Mansilla, “queremos visibilizar que hay iniciativas que están desarrollando proyectos transformadores en este ámbito y al mismo tiempo concienciar al movimiento de la economía solidaria y al resto de la sociedad de que trasladen los valores del consumo responsable también al trabajo del hogar y los cuidados”.

“Prescrivim cura digna” quiere promover las entidades y proyectos que tienen una visión del trabajo de cuidados desde una perspectiva comunitaria. Es decir, aquellos que se caracterizan por su capacidad de autoorganización colectiva, porque garantizan unas condiciones laborales y contractuales dignas de sus trabajadoras, por el arraigo en el territorio y por una gestión económica y organización interna transparente y democrática.

“Es importante”, señala Mansilla, “que desde las administraciones públicas los centros de atención primaria o los servicios sociales recomienden los servicios comunitarios de estas iniciativas. De la misma manera que la Administración ha incorporado la compra pública responsable, también tendría que corresponsabilizarse de prescribir cuidados dignos, porque eso tiene un impacto positivo tanto en la salud de las personas usuarias como en su entorno”.

“Tenemos el reto de desmercantilizar los servicios de atención domiciliaria”

Una oportunidad para visibilizarse

Desde el mes de septiembre del 2019, una docena de entidades participan en este espacio de encuentro, que reúne a trabajadoras del hogar, pero también a personas usuarias y familias.

“Este espacio nos ha servido para visibilizar los cuidados como un hecho colectivo, porque hasta ahora ha estado muy escondido en el ámbito privado del hogar. Al mismo tiempo, nos ha permitido poner en marcha proyectos de intercooperación entre diferentes entidades para transformar nuestro trabajo, y también los barrios y las comunidades”, explica Innan Urueta, miembro de la Cooperativa Clara Ser Gran, entidad que proporciona servicios de cuidados para las personas mayores y trabaja para formar y acompañar a equipos de residencias o a familias para facilitar el envejecimiento y diseñar una atención personalizada.

Urueta también remarca que hace falta una mirada comunitaria y democratizar el sector. “Tenemos el reto de desmercantilizar los servicios de atención domiciliaria. Los cuidados no pueden ser un negocio, tendría que ser un sector impulsado por las iniciativas sociales y solidarias”.

Con el fin de dar a conocer las diferentes iniciativas y lo que ofrecen, la campaña “Prescrivim cura digna” ha elaborado un catálogo con toda la información de las diferentes entidades y los servicios participantes.

“Es necesario que muchas empresas y familias sepan que existimos, porque somos organizaciones pequeñas, pero ofrecemos un servicio de cuidados muy humano, profesional y no asistencialista”, explica Wendy López, de Ca L’Abril, una cooperativa que ofrece atención domiciliaria y asistencia personal integral, especialmente enfocada a las personas mayores. “Hemos compartido también en la elaboración del catálogo la manera que tienen el resto de entidades de gestionar sus servicios, y eso también nos ha ayudado a mejorar”, comenta.

“El apoyo mutuo y las redes comunitarias en el barrio son clave en nuestro trabajo”.

Arraigo en el territorio

Otro de los elementos característicos de la mayor parte de proyectos cooperativos y comunitarios de la campaña es su arraigo territorial. Por ejemplo, la asociación Més Que Cures es una asociación de mujeres y familias organizadas del Poble-sec que promueven servicios de bienestar en la comunidad y están coordinadas con el resto de agentes y servicios del barrio.

“En la red de entidades CooperaSec nos apoyan, y el resto de organizaciones nos conectan con personas que necesitan servicios de limpieza y de cuidados”, explica Amelia Campos, miembro de Més Que Cures. “Sin embargo también nos encargamos de generar discurso sobre los cuidados dignos, y organizamos desde charlas en escuelas del barrio hasta reuniones con servicios sociales. El apoyo mutuo y las redes comunitarias en el barrio son clave en nuestro trabajo”.

El impacto de la COVID-19 ha generado también sinergias entre las entidades impulsoras de cuidados dignos, que han sufrido especialmente esta crisis. “Muchas compañeras han perdido el trabajo porque había usuarios/as que tenían miedo de que entraran en su casa o que los tocaran, y no hemos tenido casi protección ni ayudas”, relata Campos.

Para denunciar esta precariedad, la red de entidades de cuidados en Coòpolis lanzó en julio del 2020 el manifiesto Visiones y experiencias de las cuidadoras durante la crisis de la COVID-19. “Cuando se ponen en marcha procesos como estos, pasan cosas que no te esperas, y por ejemplo la llegada de la COVID-19, a pesar de las dificultades evidentes, fue una oportunidad de cohesión y solidaridad entre todos los proyectos, de generar un espacio para compartir estrategias y recursos, pero también para crear vínculos y empatía”, explica Elba Mansilla.