“El cau es diversión, aire libre y preparación para una vida llena de emociones y valores más allá del individualismo actual”

17/11/2021 - 12:16 h

Educación en el tiempo libre. Hablamos con Pau Huguet, cap del Agrupamiento Escolta y Guia Santa Maria - Santa Agnès sobre el ocio, la dedicación y la transformación social.

Las y los jóvenes que, a menudo, al acabar su etapa de niño de cau, deciden continuar como caps o monitores de agrupamiento son un ejemplo claro de energía voluntaria. Son las personas que comparten su experiencia y su tiempo para que otros niños, niñas y jóvenes se conviertan en personas activas, conscientes y comprometidas con la sociedad. Hace trece años que Pau Huguet entró como “castor” en su cau y ahora es uno de sus caps.

Pau llega con su sudadera habitual, pero se cambia para la foto y se enfunda la camisa y el fular de su cau (palabra con la que se designan en Catalunya muchas agrupaciones escoltas), la AEiG Santa Maria – Santa Agnès, del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Son los símbolos que llevan orgullosas las personas que dedican horas y horas de su tiempo libre a ofrecer ocio a las niñas y niños de sus barrios, a niños, niñas y también jóvenes cargados de ganas de jugar, de aprender y también… de alborotarse.

¿Qué te ha aportado y cómo te ha marcado tu recorrido en el cau, desde que entraste con 6 años?

Fue una de mis primeras experiencias con amigos y amigas que no eran de la escuela. Era un ambiente muy diferente, muy especial. Al final es un cúmulo de cosas que se han transformado en una vida más, pero una vida que impregna a todas las otras. Lo que más recuerdo de los principios son las salidas. En Barcelona estamos todos y todas muy encerradas, muy apretadas, y yo, como niño, necesitaba las excursiones, el contacto con la naturaleza y salir los sábados a espacios abiertos, más allá de la escuela y de mi casa.

¿Qué valores has aprendido en el cau?

Para mí ha sido más un camino que un compendio de valores aprendidos. Es como una guía que he ido descubriendo y siguiendo con los años, una guía para saber cómo respetar la naturaleza y cómo cuidar de nuestra familia, de nuestras amistades. Lo que intento transmitir a los niños que yo llevo ahora, como cap (una especie de monitor), es que el cau es un centro vital para ellos y ellas, pero que también se están preparando para guiar a otros niños y niñas en el futuro.

Quieres ser y, de hecho, ya trabajas como periodista. ¿Qué querrías transmitir a la sociedad sobre el ocio educativo si tuvieras el canal?

Me habría gustado mucho poder difundir la injusticia que se ha producido durante la pandemia y mencionar la gran incidencia que ha tenido sobre el ocio: no se nos permitía hacer encuentros ni seguir con las salidas, cuando se ha demostrado que no éramos ni el foco ni espacios de alto riesgo.

Somos espacios seguros, pero no tanto por el hecho de que no haya contagios sino porque, y eso me gustaría difundirlo a las familias, estamos enseñando a los niños y niñas a “ser” seguros, a saber cómo comportarse y a aprender a vivir en el día a día, pero también en situaciones extraordinarias. Saber plantar una tienda, sobrevivir bajo una lluvia extrema o tener herramientas para afrontar situaciones de violencia de género son algunas de las cosas que les preparan para la vida en general, más allá del cau.

¿Esta “preparación” para la vida, no la hacen ya las escuelas?

Un poco sí, y también las familias, pero el hecho de que estemos en un espacio lúdico, fuera del entorno habitual y más exigente, disfrutando de juegos, de la naturaleza y de una compañía distinta hace que los valores cuajen más. Con la experiencia directa y divirtiéndose, asumen o integran más fácilmente esos valores.

Eres voluntario desde hace tres años. ¿Por qué tanta gente dedica gran parte de su tiempo libre al escultismo sin cobrar?

Es la pregunta que más nos suelen hacer: ¿cómo haces todo eso sin que te paguen? Yo creo que, al final, la clave reside en todo lo que hemos hablado antes, los valores que vas absorbiendo cuando eres pequeño y que te hacen ver que no todo es la vida “remunerada”. A mí, el cau me ha dado mucho y, si no hubiera sido por gente que, como yo ahora, eran voluntarios y voluntarias, no habría podido disfrutarlo.

De todos modos, también hay gente, como es el caso actual de una compañera cap del cau, que ha entrado sin haber pasado anteriormente por las unidades, pero que, cuando la convencimos de que viniera a probarlo, se sintió enseguida en su sitio, precisamente gracias a ese ambiente de juego, pero con la idea de transformación social.

La mayor satisfacción es ver a tus niños y niñas disfrutando de las actividades, pero entendiendo el significado que hay detrás. Es una aventura y, sin nuestros sábados de cau, estaríamos un poco perdidos. De hecho, es algo que comentamos durante la pandemia, que nos aburriremos cuando dejemos de ser caps.

¿Esto también tiene que ver con las relaciones que tenéis con otros y otras jóvenes como vosotros, de otros caus?

Sí, también formamos parte de una organización de escoltas, Minyons Escoltes i Guies de Catalunya, que nos facilita muchas actividades y que nos permite tejer una red de amistades de gente similar a nosotros y con quienes compartimos mucho, incluso en nuestro propio ocio, más allá del cau. Hacemos encuentros y formaciones internas bastante a menudo y la verdad es que lo pasamos muy bien. Es una pequeña y gran familia a la vez.

Saliendo del tema del escultismo, ¿en general, cómo ves a la juventud actual?

Los medios de comunicación han criminalizado a la juventud, especialmente en los últimos tiempos; eso, evidentemente, no tiene ningún sentido y hay que desmontar esa imagen. No se puede poner a todo el mundo en el mismo saco, aparte de que tendrían que verse las causas de ciertas cosas que han pasado. Los caus, en este sentido, estamos intentando visibilizar que la juventud no es solo la que va a hacer botellón, que también, sino que muchas de nosotras estamos revirtiendo toda esa energía concentrada durante la pandemia en volver a la normalidad y en llenar los sábados de actividades potentes y de disfrute, sin violencia ni desorden.

¿Qué le dirías a una familia que duda si llevar a su hija o hijo a un cau?

Uy, pues les diría que no se lo pensaran ni un segundo, que es el mejor regalo que se les puede hacer. Diversión, aire libre y preparación para una vida llena de emociones y valores más allá del individualismo actual.