Maria Casas y Àlex Mèlich: "Éste ha sido el año de más crecimiento de la ecoedición"
La ecoedición vive un momento de impulso gracias a la tarea del Instituto de Ecoedición, una entidad que vela por el fomento, difusión y verificación de la sostenibilidad ambiental en el mundo del libro en Cataluña. Una veintena de editoriales ya está gestionando sus publicaciones con estos criterios y, para seguir avanzando, el Instituto se refuerza con dos nuevas incorporaciones. Maria Casas es la nueva responsable de las redes sociales y se encarga de hacer llegar el mensaje de la ecoedición a más personas. Y Àlex Mèlich es el nuevo técnico de medio ambiente que se incorpora para hechar una mano al sector en todo lo que necesite.
- ¿El dato sobre huella de carbono de un libro o revista de qué factores depende?
A partir del análisis del ciclo de vida del libro se pueden ver todos los impactos: desde su producción (materias primas) hasta su final de vida (el reciclaje o la incineración del producto). Se ha detectado que en las fases del proceso donde hay más impacto, tanto de huella de carbono como de consumo de agua y energía, está en la producción de la materia prima y en su distribución.
Cuando hablamos de producción de materia prima hablamos, sobre todo, de papel, que es el 90% del libro, y es un proceso muy costoso energéticamente. Con respecto a la distribución, es donde hay una mayor huella de carbono ya que estamos hablando de transporte. Es mayor todavía si hablamos de libros que se producen en Asia o Europa del este por su bajo precio de producción. Tenemos que pensar que si un libro se produce en Cataluña tiene un impacto de distribución X; si se produce a Europa del este el impacto se multiplica por dos; y si se produce en China, por ejemplo, se puede llegar a multiplicar por ocho.
- Lo más habitual es encontrar libros con el logotipo conforme han sido imprimidos con papel certificado FSC o reciclado. ¿Pero si encontramos un libro con el sello de “Llibre Ecoeditat”, qué significa? ¿Qué hay detrás?
Queremos destacar que nos hemos encontrado con bastante greenwashing. Si coges cualquier libro que tengas por casa, te puedes encontrar alguno que ponga que proviene de bosques sostenibles. Una frase que queda mucho bien en la primera página del libro pero que no es una certificación de nada. Con los cloros pasa lo mismo. Aun así, hay certificaciones que sí que son válidas.
Para que un libro o revista tenga el sello “Llibre Ecoeditat”, desde el Instituto pedimos tres requisitos: papel certificado FSC, ya sea virgen, mixto o reciclado; impresión local, por lo tanto, dentro de su área de distribución (por ejemplo, si imprimes en catalán, que esté dentro del área catalano-hablante); y por último, y creemos que es muy importante, la comunicación del impacto que tiene el libro. Pensamos que es importante que el público lector sea consciente del impacto del libro igual que lo es del impacto que tiene un aguacate o una camiseta. Y por eso se pone de forma sencilla, con comparativas, dentro del mismo libro.
- Hablante del sello… ¿Qué pasos ayudáis a hacer desde el Instituto de Ecoedición para que una editorial publique un título con criterios de sostenibilidad?
Tenemos que decir que en Cataluña ya tenemos muchas editoriales que trabajan con criterios de sostenibilidad, que lo hacen muy bien y que vienen al Instituto a buscar el sello para poder certificarlo. El Instituto es una cooperativa de servicios que, en este caso, hace de herramienta para calcular el impacto que tiene el libro. Cuándo la editorial se asocia al Instituto, se le da la herramienta y a partir de aquí se puede calcular el impacto en cualquiera de las fases de producción de un libro. Es de uso ilimitado.
- ¿Cómo está evolucionando? ¿Va creciendo el interés y las editoriales que quieren trabajar con esta mirada?
Éste ha sido el año con más crecimiento de la ecoedición porque se ha empezado a conocer más, se le ha dado mayor visibilidad e importancia. Eso ha sido gracias a la campaña de comunicación que, con el lema “Haz un buen papel”, ha impulsado la cooperativa La Sembra con la voluntad de empujar las editoriales a ser proactivas y unir fuerzas para comunicar que no es una idea individual sino que tiene que ser colectiva.
Para reforzarlo, desde el Instituto de Ecoedición lanzamos datos por redes sociales que pueden ser interesantes, como por ejemplo los datos comparativos de que hablábamos, que ponemos en los libros, y otros contenidos a través de los cuales damos a conocer testimonios de personas que ya trabajan generando productos con el sello. ¡Así hacemos difusión y animamos a los que todavía no lo hacen!
- ¿Cómo estáis consiguiendo divulgar la ecoedición entre las profesionales y, al mismo tiempo, de cara a la ciudadanía? Ahora comentabas el contenido que publicáis en las redes sociales pero también participáis en ferias, organizáis encuentros y formaciones sectoriales… ¿Cuál es la estrategia?
El pasado 23 de febrero se celebró el Parlamento de la Ecoedición donde se aglutinaron más de 100 personas del sector para ir un poco más allá y definir los propósitos para este año, no sólo desde el punto de vista del Instituto, sino teniendo en cuenta todas las cadenas de valor. Creemos que es muy importante generar espacios donde se puedan encontrar desde papeleras hasta bibliotecas, para entender que somos un ecosistema y que tenemos muchas ideas y que se tienen que abordar desde todos los puntos de vista. Por eso creemos que estos parlamentos son muy importantes para marcar las metas del año.
Otros espacios de comunicación son las ferias. Por ejemplo, en junio estaremos en la Feria de Sabadell donde no sólo llegamos a los socios o potenciales socios sino también a las personas lectoras. También es muy importante hacer charlas y presentaciones, para mostrar todos los proyectos que se están haciendo en sostenibilidad. Y, además, la estrategia de comunicación del Instituto va ligada a los canales de comunicación propios de los socios: nosotros los asesoramos para hacer una comunicación conjunta y para que vean que tienen un valor añadido que pueden hacer llegar a su público lector.
- ¿Y de cara a Sant Jordi, qué les diríais a todas las personas que comprarán un libro?
Les diríamos que no juzguen los libros por la portada: que lo hagan por la contraportada. Siendo un día en que se piensa sobre todo en regalar un libro, pues que traten de regalar un granito de responsabilidad y que miren que el libro no tenga un gran impacto ambiental. Que no se dejen llevar sólo por las recomendaciones de prescriptores e influencers.