24/02/2023
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Entrega 37o Premio Alfonso Comín
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Discurso del día 15/12/2022

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"Y tenemos que decir muy alto y muy claro que no hay democracia sin antifascismo. Así lo han entendido las democracias más sólidas del mundo, que tienen muy claro a quién tienen que agradecer la herencia democrática y a quién no tienen que aceptar que entren en las instituciones."
Muy buenas tardes a todos y todas:
Sobre todo a Maria Lluïsa Oliveres y a toda la extensa familia Comín que hoy nos acompañáis para esta entrega del Premio Internacional Alfonso Comín en su 37.ª edición, después de dos años que no se ha podido otorgar debido a la pandemia.
Nos reunimos con motivo de este premio con la extensa familia, pero tenemos un especial recuerdo para Pere, que nos dejó, y, desde aquí, un recuerdo muy afectuoso. Y también tenemos una ausencia, la de Toni Comín, que más allá de las ideas políticas que puede tener cada uno, yo creo que es de un consenso muy general, por no decir unánime, que tendría que estar aquí. Y, por lo tanto, también reivindicar que se acaben estas excepcionalidades que hacen que hoy Toni no esté aquí, cuando tendría que estarlo.
Pues, nos reunimos aquí para otorgar un galardón que tiene como objetivo el reconocimiento público a la lucha por los derechos humanos y la democracia en cualquier país y cualquier situación.
Y si me permitís, en coherencia con los valores que inspiran este premio y teniendo en cuenta el momento que vivimos y las noticias de estos días, quiero empezar expresando mi rechazo más absoluto y, de hecho, la vergüenza que siento por el hecho de que el mundial de fútbol se esté celebrando en una dictadura que no respeta los derechos humanos, y que explota a sus trabajadores hasta llevarlos a situaciones de maltrato y de muerte, incluso de esclavitud.
Se habla de alrededor de 6.500 personas muertas en la construcción de las infraestructuras para este mundial. Los eventos deportivos mundiales, como los juegos olímpicos o los mundiales, tendrían que ser celebraciones colectivas por la democracia, por los derechos humanos, y no podemos decirlo en esta ocasión.
En un país donde las mujeres son discriminadas y maltratadas. Amnistía Internacional lo ha definido como la “copa mundial de la vergüenza”. También por su persecución de las personas LGTBI. Creo que ha sido especialmente vergonzoso, y por eso también intervengo en este sentido, que la FIFA haya amenazado a los futbolistas que habían decidido llevar el brazalete de One Love para reivindicar el amor libre LGTBI, sea cual sea nuestra condición y nuestras preferencias. Que se prohíba un brazalete donde reivindicar el amor, yo creo que es contradictorio con una celebración deportiva que tiene que representarnos a todos y todas.
Por lo tanto, nos reafirmamos en el rechazo que expresamos, igual que París y otras ciudades francesas, a que este mundial de la vergüenza pueda verse en pantallas en el espacio público, porque el espacio público es un espacio democrático, de todos y de todas, que tiene que representarnos en nuestros valores colectivos de compromiso con la democracia y con los derechos humanos.
Como decía, el Premio Internacional Alfonso Comín es un galardón que concede anualmente la Fundación Alfonso Comín para poner de manifiesto situaciones injustas, crueles, de vulneración de derechos humanos, y para hacer un reconocimiento en positivo a personas o colectivos comprometidos con un mundo más justo.
Alfonso Comín fue un ejemplo de este compromiso en la lucha por un mundo más justo y en libertad. Y no calló nunca ante las injusticias y la violación de derechos humanos, vinieran de donde vinieran. No lo hizo durante el franquismo, en que fue detenido ocho veces y sufrió la prisión dos veces.
Es este espíritu comprometido el que reivindica el premio que lleva su nombre. Y, como él, muchos y muchas lucharon contra el franquismo hasta hacer imposible su mantenimiento.
Porque hay que recordar en los tiempos que corren que la democracia no fue un hecho que llegara por inercia, no fue un regalo ni un proceso natural: fue una conquista social que costó muchísimos sacrificios, e incluso muchísimas vidas.
Vidas truncadas, como nos recuerda el libro de David Ballester, que después nos hablará en este acto. Truncadas por una dictadura que murió matando, y que prolongó su rastro represivo, desgraciadamente, también durante muchos años después.
Y lo que es más indignante, como también dice habitualmente David Ballester, es que pueden contarse con los dedos de una mano los culpables que fueron juzgados, y todavía con menos dedos los que entraron en prisión. Eso se llama impunidad.
Por eso es imprescindible que hoy sigamos denunciando aquellos hechos y que sigamos exigiendo verdad, justicia y reparación.
Y me permitiréis que aquí recuerde a Hebe de Bonafini, madre de la Plaza de Mayo, que nos acaba de dejar. Precisamente ha sido una grandísima activista y representante de estos valores de memoria, verdad, justicia y reparación.
Y es por eso que tiene tanto valor la iniciativa de la plataforma que hoy recibe este premio, CEAQUA, la coordinadora de todas las entidades del ámbito de la memoria histórica en España que quieren dar apoyo a la querella argentina.
La decisión de la jueza argentina María Servini fue una ventana abierta a la esperanza para todos aquellos que llevaban años luchando contra la impunidad.
Y hay que reiterar el agradecimiento a todas las entidades que, junto con familiares de víctimas del franquismo, decidieron acudir a los tribunales para buscar justicia.
Desde entonces el camino ha estado lleno de dificultades y obstáculos. Pero se mantiene vivo y activo gracias a entidades como CEAQUA, que agrupa a más de 200 entidades, la plataforma más representativa, numerosa y transversal de las organizaciones que buscan hacer justicia a las víctimas del franquismo.
El deber de memoria es el propio de las generaciones que han tomado conciencia del precio de la historia, de la lógica violenta con que se ha construido la realidad que ha llegado hasta nosotros.
Y a través de la memoria pueden asentarse las bases para la reparación de lo que se les debe a las víctimas, y ofrecer el reconocimiento al cual tienen derecho las víctimas y sus familias y seres queridos.
Como decía Walter Benjamin, “la memoria abre expedientes que el derecho consideraba archivados”.
Eso es lo que representa la querella de la jueza Servini y la actuación de entidades como la vuestra: un ejemplo de la historia que se niega a desaparecer, y que no la hacen callar ni la represión ni décadas de silencio o de desprecio.
Y es imprescindible que sean también las instituciones públicas las que asuman la responsabilidad de llevar a cabo una política pública de recuperación de la memoria democrática.
Así lo entendemos desde el Ayuntamiento de Barcelona. Por eso empezamos creando en el anterior mandato la figura del comisionado específico de Programas de Memoria, y hemos impulsado una verdadera política de recuperación de la memoria democrática municipal. No haré una lista de las muchas acciones que se han llevado a cabo, pero permitidme destacar dos:
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Una que me impresionó especialmente. Solicité el acto mínimo que significaba poner el nombre de las 1.700 y pico personas fusiladas durante el franquismo en la ciudad de Barcelona. Casi 1.600 de ellas fueron fusiladas en el Camp de la Bota, y allí no estaban sus nombres. E inauguramos en el 2019 este Memorial Camp de la Bota, donde hay un parapeto de 55 metros donde están todos los nombres y apellidos de estas personas fusiladas en Barcelona.
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Igual que nos sumamos a la reivindicación de todas las asociaciones que estaban presentes ayer mismo en Vía Laietana reclamando que exista un espacio de memoria antifranquista digno en nuestra ciudad. Se reivindica que la comisaría de Vía Laietana deje de ser una comisaría en funcionamiento para pasar a ser un memorial, como tienen en Argentina y en tantos otros países. Y ya va siendo hora de que se haga aquí, en nuestro país.
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Y evidentemente nos hemos personado en causas abiertas, como la que hay en Argentina contra el franquismo. O contra los bombardeos fascistas que hizo la aviación italiana aliada con el franquismo en nuestra ciudad.
Por lo tanto, la causa de CEAQUA es también la nuestra. Y compartimos con vosotros la necesidad de acabar con el actual régimen de impunidad hacia los crímenes franquistas.
En los últimos años vemos que en Europa crecen de nuevo discursos fascistas y de odio, también aquí, hasta el punto de ocupar posiciones de gobierno.
Y tenemos que decir muy alto y muy claro que no hay democracia sin antifascismo. Así lo han entendido las democracias más sólidas del mundo, que tienen muy claro a quién tienen que agradecer la herencia democrática y a quién no tienen que aceptar que entren en las instituciones.
Porque nuestro interés por el recuerdo del pasado no surge de ningún otro lugar que de la enorme esperanza e ilusión que sentimos por el futuro, contribuyendo a la educación cívica, republicana y democrática de nuestros hijos e hijas.
Dice el filósofo Reyes Mate: “El progreso moral de la humanidad se mide por la conciencia de la responsabilidad que tiene la generación presente con el pasado”.
Desde esta responsabilidad, respeto y absoluto reconocimiento hacia el pasado, queremos daros las gracias a la Fundación Alfonso Comín y a CEAQUA, en un acto que, al mismo tiempo, está cargado de futuro, de ilusión y de compromiso con la libertad y la democracia.