Llibre d’Advertiments de la Confraria de Sant Eloi dels Argenters
Fecha de publicación del documento: 17/08/2020
Año del documento original: 1606
Podemos considerar el Llibre d’Advertiments de la Confraria de Sant Eloi dels Argenters como un libro solemne tanto por el aspecto externo como por el contenido. Las cubiertas de madera forrada con piel grabada, guarnimiento de bollones y cierres de metal, ya nos dicen que se trata de un ejemplar especial. El interior en pergamino, escrito a dos tintas y con algunas letras capitulares lo confirma. El contenido estipula el régimen interno de la Cofradía: elección de cónsules, número de miembros, exámenes, fiestas y celebraciones, protocolo en los óbitos de cofrades, atención a enfermos y pobres, etc... Se inició por los mayordomos Jaume Lluch y Francesc Tantalaya en el 1606 y acabado por éste y Joaquim Campana en el 1609.
El Archivo conserva 22 unidades documentales del fondo de la Cofradía de San Eloy de los Plateros entre los años 1446 y 1898.
En el 1381 los plateros de Barcelona recibían un privilegio del Infante Juan por el cual se constituían en Cofradía y a la vez un corpus de ordenaciones que tenían que servir para regirla. Así el oficio, puesto bajo la advocación de San Eloy, iniciaba su camino como a corporación profesional, todo y que estaba presente en Barcelona con anterioridad y con una cierta regulación.
Después de la Nueva Planta las cofradías u oficios mudaron el nombre por el de gremio y a partir de entonces la Cofradía de Plateros se llamaría Gremio de Plateros. Otra modificación relevante vino de la Real cédula otorgada por Felipe V en el 1732 que les concedió el rango de Colegio.
Los plateros barceloneses tenían una altísima reputación como profesionales y disfrutaban de ciertas prerrogativas por delante de los de Valencia, Tarragona o Madrid. Desde 1301 tuvieron representación en el Consejo de Ciento y ocupaban el quinto lugar en la formación de la Coronela.
En sus talleres trabajaban la plata y el oro macizo, hilado o en baños, así como el estaño. Las ordenaciones regulaban la obra picada, embutida, de talla, de lima y el montaje de piedras finas. Elaboraron des de piezas delicadas hasta pendientes o broches hasta piezas ostentosas de gran formato, algunas de las cuales aún se conservan.
El aprendizaje duraba seis años y el ingreso a la categoría de maestro se hacía con el exámen de pasantía, que consistía en hacer una pieza entregando a la vez la representación gráfica. Las sucesivas láminas presentadas por los pasantes dieron lugar a los siete volúmenes Llibre de passanties que reflejan la evolución de la platería y de la orfebreria barcelonesas del 1500 al 1833.
Dos prohoms regían la Cofradía y tenían la función de hacer inspecciones comprobando que se cumpliera la ley del metal. Todas las piezas tenían que ser punzonadas como garantía de la ley, por eso los cónsules también recibían el nombre cónsules marcadores. A parte, la cofradía llamaba un clavari, un examinador, los fusiners, dos mayordomos y a partir de un cierto momento un archivero.
Los plateros y orfebreros -argentifabri i aurifabri- se concentraban en el cuartel del mar. De hecho desde el s. XV la calle del mar tomó el nombre de calle de la Platería debido a la presencia del oficio.