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Barcelona en posguerra 1939-1945

Represión cultural y lingüística

El uso de la lengua catalana en cualquier contexto y situación que se escapase de un recinto privado era sancionado con todo tipo de castigos, que podían ir desde la expulsión del puesto de trabajo al pago de multas económicas elevadas.

La españolización del país se dejó notar inmediatamente con el despliegue de todo tipo de normas, escritas o no:

Castellanización y fascistización de los nomenclátores de pueblos y ciudades.
Depuraciones de bibliotecas y estricta censura de libros, revistas, boletines, etc.
Ocupación de las grandes instituciones culturales de la ciudad (Ateneo Barcelonés, Real Academia de Buenas Letras, etc.), con nuevos elementos directivos de confianza de la dictadura y la aplicación de las grandes líneas ideológicas del nuevo régimen.
Castigos y sanciones políticas, laborales y económicas, por el uso de la lengua catalana en el ámbito laboral, en público, etc.
Desaparición de la lengua catalana del nuevo sistema educativo, y de todas las materias científicas, históricas, lingüísticas, etc.
Liquidación de toda la prensa y de todos los medios de comunicación en lengua catalana.