Semana Trágica
Barcelona a principios del siglo XX
La revuelta de julio de 1909 estalló en un contexto marcado por el conflicto social. Por un lado, la ciudad del orden avanzaba, inspirada en la grandeur de París, sueño de la burguesía, los intelectuales noucentistas y la Iglesia. Una ciudad que crecía a ritmo acelerado y que tomaba forma a través de grandes proyectos urbanísticos, como el Plan Jaussely, la Reforma Interior o la monumentalización del casco antiguo.
Por otro lado, en los barrios insalubres hervía la ciudad proletaria, callejera e insurrecta consuetudinaria, constituida por unas clases populares depauperadas. La capital catalana contaba entonces con medio millón de habitantes, de los cuales unos 170.000 eran trabajadores asalariados, la mayoría analfabetos. Hombres, mujeres y niños —normalmente a partir de los siete años— trabajaban durante quince horas diarias, en condiciones durísimas, entre seis y siete días a la semana. El anarquismo, articulado entre la acción directa y el sindicalismo, y el populismo lerrouxista sedujeron a las masas obreras. Y a la flamante Barcelona —que inauguraba la Vía Layetana y se dejaba seducir por la fachada de la catedral o las joyas del modernismo—, se opuso otra Barcelona, hostil y combativa, hecha de hambre, de mítines y huelgas, de bombas y barricadas.
Durante esa época, el recuerdo del Desastre de Cuba, de 1898, estaba muy presente en la memoria colectiva. La derrota había supuesto el fin de la España colonial, la pérdida de miles de vidas y el aumento de un firme sentimiento antimilitarista entre la población.
También el anticlericalismo se manifestaba cada vez con más fuerza. En Cataluña, desde finales del siglo XIX, la proliferación de órdenes religiosas fue tan rápida como el sentimiento de animadversión popular hacia los numerosos privilegios que éstas ostentaban. El ámbito de la educación fue uno de los epicentros del conflicto. La tímida expansión de una red escolar laica, mixta y librepensadora planteó un pulso sin precedentes a los paradigmas de la omnipresente escuela católica, que reaccionó movilizando a los sectores más conservadores en defensa de sus intereses.
Grupo de trabajadores reunidos en una cervecería musical. Desconocido (AFB)
a sus hijos, a sus hijos
cuando padre no tiene pan
a sus hijos hace bailar.
Mientras bailan los pequeños
canta el padre una tonada
mientras bailan los pequeños
olvidan que de comer no hay nada.
Pero padre ya no canta
porque el hambre le hace daño
pero padre ya no canta
la canción vieja de antaño.
La mentira de este baile
cuando uno tiene hambre
la mentira de este baile
ya no engaña ahora a nadie.
Van dos días ya que no comen
los niños no pueden más
dos días van ya que no comen
y no paran de llorar.
Y el padre rojo de rabia
y el corazón oprimido
y el padre rojo de rabia
sale cuando la noche ha caído.
Cuando ya ha pasado un rato
los críos lo ven entrar
cuando ya ha pasado un rato
vuelve a casa y trae pan.
Y al ver cómo comen ellos
con mucha satisfacción
y al ver cómo comen ellos
él les canta esta canción:
Cuando padre no tiene pan
para darle a sus chiquillos
cuando padre no tiene pan
va y lo toma sin remilgos.
Carro blindado, del año 1910, utilizado para el transporte y la detonación de explosivos. F. Ballell (AFB)
En la escalera de una casa de la calle de la Cadena, cerca de la de San Pablo, se ha encontrado á las 20 un objeto sospechoso, á juzgar por el peso y forma del mismo. Con las debidas precauciones, envuelto en un colchón, ha sido conducido al Campo de la Bota para su examen."
Esquela funeraria en protesta por un atentado con bomba
Multitud después de la explosión de una bomba en la calle Carders
Bando publicado por el Ayuntamiento con motivo de la Reforma Interior
Zona afectada por el Plan de Reforma Interior, en el centro de la ciudad
“Hoy puedo decir que he sido ciudadano del ensueño, porque a mi ciudad la he visto entre su pasado y su porvenir. (...)
Primeramente me puse enfrente del plan de la futura ciudad diseñado por un arquitecto soñador, un extranjero. Había de ser así para la mayor libertad del ensueño; un hombre, a quien la ciudad viniera de nuevo y le excitara a soñar en grande. Después ya se arreglará todo como se pueda; pero por de pronto era menester esos ojos nuevos fecundadores; sólo una condición era requerida además: el amor, y lo hubo.
La ciudad se sale afuera estirando sus anchas vías para abrazar cuanto la rodea: pueblos, ríos, montañas. Todo queda dentro de su grandeza. Nuevos centros de su futura vida imaginaria, grandes parques populares, jardines donde jugarán los niños del 2000 (…)
Su fantasía ha herido el corazón de la ciudadanía, y su ensueño es ya un principio de engrandecimiento. Venga lo que venga, encontrará a la ciudad en una actitud grandiosa, y el porvenir, cual sea, llevará el sello de este momento de exaltación, producido por la visión que este hombre nos ha dado. Sobre la realidad de la ciudad nuestra vuela un fantasma de ciudad futura que turba la paz de nuestra noche, y nunca más podremos dormir sin sobresaltos; y esto es ya una vida nueva. (…)
Después fui a recorrer la ciudad del pasado. Esos callejones van a desaparecer; esas plazuelas quedarán disueltas en la amplitud de la vía nueva; caerán esos obscuros macizos de piedras seculares, y el sol que ahora se filtra en la estrechez centelleará anchamente dorando las grandes nubes de polvo de los derribos; y el viento correrá libre a lo largo de lo que fue la ciudad vieja.
Pero ahora todavía en esos rincones, hay la vida del pasado: el martilleo del herrero anima la quietud de la plazuela; un rayo del sol abrillanta el tímido verdor de las macetas en la vetusta ventana; en el fondo del obscuro portalón, aparece pálido y húmedo el patio que fue señorial, y al doblar de cada esquina, cada callejón ofrece una perspectiva casi familiar; tras las vidrieras de las tiendas se mueven los rostros descoloridos de los artesanos en el gesto secular de cada oficio; las mujeres entran y salen de las obscuras escalerillas para sus diligencias en el barrio, andando de modo que se conoce que no van lejos, y que adonde van irán dormidas. Me gusta perderme en este laberinto hasta sentirme preso en su atmósfera y vivir en mí la vida quieta de estos menestrales. Quiero imaginarla dulcemente hora por hora, desde la temprana alegría de abrir la tienda y dar el buen día al vecino (que es como dárselo a sí mismo, pues lo van a vivir igual) hasta dormirse confiado en la noche, oyendo en la calle pasos familiares y sabiendo ante qué puerta van a detenerse.
Pero de pronto un muro señorial se me presenta, que me dice que allí los siglos vivieron otras vidas, y que esta paz no es sino la paz en que se deja a los inútiles restos del pasado. ¡El pasado! ¡restos inútiles! - ... Este hombre que está trabajando afuera de la tienda al aire de la plazuela, que ha esta trabajando así por siglos -parece que siempre ha de haber sido el mismo-, ... pues este hombre mañana no estará; ni volverá a estar nunca más. Este es el golpe al corazón; esto es lo que hace llorar; que lo demás ¿qué importa? Porque este hombre mañana trabajará en otra parte; y a los siglos ¿qué les importa esto, si ya viven en nosotros de todas maneras? Pero aquel "mañana no", aquel "nunca más" es un escalofrío, es una ligera muerte que pasa... ¿Por qué he dicho ligera? ¿acaso hay otra? ...
Al fin este barrio que va a morir me agobia y me enternece, y me voy, me lo llevo dentro; por mí, ya pueden derribarlo. Me voy; necesito salir, salir a las vías más anchas, a las calles de hoy y a su movimiento, a las plazas grandes, al aire del día, a la ciudad mía.”
Juegos infantiles en un edificio expropiado por el Plan de Reforma Interior
Vista de las obras de excavación de la Gran Vía A
Representantes municipales y del Banco Hispano-Colonial en las obras de la Reforma
Plano de la Reforma de la Gran Vía A, actual Vía Layetana
Colocación de la clave de bóveda del cimborrio de la Catedral
Convocatoria a un mitin del Sindicato de Barberos del Clot
Grupo de trabajadoras en una fábrica de hilados
Certificado de pobreza otorgado a Isidro Gamell y Pellisé
Obreros del Centro Republicano Federalista de la Barceloneta
¡Al arma, al arma, hijos del pueblo,
el día de gloria ya llegó!
Otra vez el sangriento estandarte
los tiranos se atreven a alzar.
¿Oís rugir por la campiña
esa turba salvaje y audaz?
El pueblo sabe cómo actuar
y rabioso su corazón vibra.
¡El arma preparad!
¡Alzad el somatén!
¡La sangre del tirano
baña las manos
del pueblo soberano!
¡Destroce con coraje
el pueblo
el yugo del ultraje!
II
¡Hijos de tierra catalana
Antes morir que ser esclavos!
¡Suena ya la campana de alarma!
¡Los malvados al fin morirán!
¿Para quiénes son esas cadenas
que forjando iracundos están?
¡Maldito el pueblo si un minuto
aguanta estúpido ese yugo!
¡El arma preparad!
¡Alzad el somatén!
¡La sangre del tirano
baña las manos
del pueblo soberano!
¡Al arma, al arma, hijos del pueblo,
el día de gloria ya llegó!
III
Romped la inercia que nos degrada
el pueblo libre triunfará.
¡Libertad, Libertad amada,
en tu fuego el arma templará!
¡En tu bandera, la victoria,
cantaremos tras mucho sufrir;
y los enemigos al morir,
verán tu triunfo y nuestra gloria!
¡El arma preparad!
¡Alzad el somatén!
¡La sangre del tirano
baña las manos
del pueblo soberano!
¡Adelante pueblo denodado!
¡Luchemos por la libertad!
¡Adelante pueblo!
¡El día de gloria ha llegado!
Portada del primer número del diario Solidaridad Obrera
Bajo la denominación de Confederación Regional de Sociedades de Resistencia "Solidaridad Obrera" se establece una entidad constituida por sociedades obreras que se adhieren a la misma, y cuyo domicilio será calle Nueva de San Francisco, núm. 7, principal.
Artículo segundo.
El objeto de esta entidad es: procurar el mejoramiento de todos los trabajadores, favorecer su cultura intelectual, darse mutuo apoyo para la creación y fomento de sociedades obreras y educarse en el ejercicio práctico de la Solidaridad para el mejor fin de su emancipación económica y social.
Artículo tercero.
De los medios a emplear para lograr dicho objeto, son fundamentales: la propaganda societaria de los principios económico-sociales, la enseñanza científica y racional para los obreros y sus hijos y la relación y organización de la clase obrera bajo la base de la mayor autonomía posible".
Caricatura de Alejandro Lerroux aparecida en la revista ¡Cu-Cut!
"Sed arrogantes como si no hubiera en el mundo nadie ni nada más fuerte que vosotros. No lo hay. La semilla más menuda prende en la grieta del granito, echa raíces, crece, hiende la peña, rasga la montaña, derrumba el castillo secular... triunfa.
Sed imprudentes, como si estuvieseis por encima del Destino y de la Fatalidad. Sed osados y valerosos, como si tuvieseis atadas a vuestros pies la Victoria y la Muerte. Sois la vida que se renueva. La naturaleza que triunfa. El pensamiento que ilumina, la voluntad que crea, el amor eterno...
Luchad, hermosa legión de rebeldes, por los santos destinos. Por los nobles destinos de una gran raza, de un gran pueblo que perece, de una gran patria que se hunde. Levantadles para que se incorporen a la Humanidad, de la que están proscriptos hace cuatrocientos años.
Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para virilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el fuego purifique la infame organización social, entrad en los hogares humildes y levantad legiones de proletarios, para que el mundo tiemble ante sus jueces despiertos.
Hay que hacerlo todo nuevo, con los sillares empolvados, con las vigas humeantes de los viejos edificios derrumbados, pero antes necesitamos la catapulta que abata los muros y el rodillo que nivele los solares. Descubrid el nuevo mundo moral y navegad en su demanda, con todos vuestros bríos juveniles, con todas vuestras audacias apocalípticas.
Seguid, seguid [...]. No os detengáis ni ante los sepulcros ni ante los altares"
Manifestación de Solidaridad Catalana
Grupo de señores y señoritas en el hipódromo de Barcelona
Procesión religiosa por las maltrechas calles del centro de la ciudad
Portada del Boletín de la Escuela Moderna
No aquí —dijo—, en un espacio limitado por cuatro paredes, sino en campo abierto, alternado por bosques, jardines, huertos, parcelas dedicadas al cultivo de cereales y amplios paseos, debiéramos haberos congregado para realizar este acto, puesto que somos continuadores de aquellos grandes pedagogos naturalistas, que hacían consistir la enseñanza en el contacto directo del educando con la naturaleza y en la rectificación necesaria del profesor, para evitar una falsa interpretación de los sentidos, diferenciándonos totalmente del viejo y desacreditado sistema que consiste en henchir la memoria de los niños de letra muerta, sazonada por la necia autoridad del dómine, esclavo sumiso del dogma y de los que mandan."