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primera conferencia - Gent de la Casa Gran (1977-1983)

21 Marzo | 2019

El pasado 21 de marzo tuvo lugar la primera de las conferencies del ciclo "Gent de la Casa Gran". La sesión fue presidida por Rafael Pradas, que hizo las siguientes reflexiones acerca de Barcelona y la cultura:

Cabe preguntarse si la cultura figuraba entre las reivindicaciones del movimiento popular.

Lo que es seguro es que las grandes prioridades eran el espacio público, los equipamientos escolares, la salud, el transporte y, en cultura, eso sí, las bibliotecas. Para la izquierda, sobre el papel, la cultura era muy importante por lo que podía tener de herramienta de transformación, de enriquecimiento de la persona y disfrutar del patrimonio cultural acumulado.
Pero en la práctica, cuando se formó el primer consistorio democrático en 1979, tanto el PSUC, partido al que yo pertenecía, como el PSC querían la cartera de Enseñanza.
Los socialistas se quedaron Enseñanza y el PSUC, Cultura. Algunas consideraciones para entender la situación en que se encontró el primer ayuntamiento en Cultura (y en muchas otras materias):

- La falta absoluta de presupuesto y de estructura. Para organizar el primer festival Grec, teníamos que usar vigilantes de museos como acomodadores y la misma gente del Área de Cultura vendía entradas.

- La falta de flexibilidad de la estructura municipal para abordar los temas culturales, especialmente en el campo económico. Esto se hacía evidente en la imposibilidad de contratar un espectáculo para las fiestas o administrar la Orquesta con criterios no estrictamente funcionariales.

- Consideramos que era una obligación divulgar y poner al alcance de todos los barceloneses y barcelonesas el gran patrimonio de museos e instalaciones científicas, artísticas, entre ellas algunas de tanta importancia como el Museo y el Instituto Municipal de Historia, el Museo de Arte Moderno, el Museo de Arte de Cataluña, el museo de Zoología, o el Museo Picasso. Algunas de estas instituciones provenían de la Barcelona novecentista y republicana y es justo agradecer y poner en valor el papel de los funcionarios y técnicos municipales
que trabajaron para conservarlas. Pero también es cierto que se encontraban en el ostracismo.

Desde el Área de Cultura del Ayuntamiento intentamos hacer algunas cosas. Había tanto por hacer que todo a la vez fue imposible:

- Poner orden en el departamento, que tenía 800 trabajadores y divulgar las potencialidades de la cultura de la ciudad.

- Dar a conocer el patrimonio mediante una política de exposiciones de los fondos propios y buscando también la colaboración de otras instituciones (Museo Picasso, Arte Moderno, Marés, Etnológico, etcétera).

- Recuperar fiestas y tradiciones como correspondía a una ciudad nuevamente alegre y democrática, recuperando también el espacio público para toda la ciudadanía y expresando con claridad que la ciudad -especialmente Ciutat Vella y el centro monumental- son patrimonio de todos. Por eso apostamos por concentrar la Mercè en el centro y nos opusimos a las "Mercès" en los barrios, lo que no tiene nada que ver con potenciar las fiestas mayores.

- Institucionalizar el Grec como festival de verano a partir de 1980 siguiendo la experiencia que había marcado la Asamblea de Actores y Directores años antes.

- Contribuir a una política de espectáculos de calidad para la ciudad. Así, llevamos Carmen de Peter Brook. Aunque luchamos por tener un teatro municipal, el Poliorama, no fue posible; sí en cambio el Mercat de les Flors.

- Realizar una amplia política de divulgación en todos sentidos: en los barrios (ciclos de música clásica, conciertos de la banda municipal...), en las escuelas mediante los servicios pedagógicos de los museos, a los iniciales centros cívicos, organización de cursos, edición de publicaciones de divulgación cultural, entre muchas iniciativas.

- Se pusieron las bases también para la democratización del Liceo y para aprovechar mejor recursos como la Banda Municipal, la Cobla o la Orquesta.

- Pusimos al día el Libro Blanco de los Museos que se había redactado durante el mandato del alcalde Josep Maria Socías Humbert y redactamos el Libro Blanco de las Bibliotecas de Barcelona.

Creo que hay que destacar el alto nivel de complicidad y colaboración que encontramos en los trabajadores municipales y la buena relación y de consenso con prácticamente todos los grupos políticos municipales. También con la Generalitat en muchas cuestiones, especialmente en el Liceo y muy poca en el caso de los museos, ya que la Ley de Museos que aprobó (y no se aplicó) tenía más voluntad confiscatoria que de colaboración entre instituciones.
Hay que decir también que fue buena y provechosa la colaboración con el Ministerio de Cultura y especialmente con Xavier Tusell, que fue director general de Patrimonio y Bibliotecas con el gobierno de la UCD.

Desde aquella primera experiencia de la cultura municipal hasta ahora han transcurrido 40 años que han evidenciado que las relaciones políticas y las mismas instituciones se han hecho más complejas.

Mayo de 2019
Rafael Pradas

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