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Visita a la obra del arquitecto modernista Josep Maria Jujol Gibert.

18 Febrero | 2016

Un numeroso grupo de ex concejales y algunos acompañantes visitamos el jueves 18 de febrero Sant Joan Despí, donde fuimos recibidos por el concejal Sr Àlex Medrano y Soler.

El objetivo, plenamente logrado, era conocer la obra de Josep Mª Jujol, arquitecto destacado del modernismo catalán, pero también dibujante, pintor, diseñador y escultor con una imaginación desbordante. Fue arquitecto municipal de la ciudad y el que más obra ha dejado. Su arte, donde domina el sentido religioso, nace de la natura y la geometría con una gran diversidad de formas y abundancia de color. Como alumno aventajado, colaboró con Gaudí en algunas de sus obras como el diseño de forja de los balcones de la Pedrera y los relevos de estuco del techo del piso principal, el banco ondulante del Parque Güell.

La visita, guiada por Carles Espanyol, empezó en la Torre de la Cruz, conocida popularmente como Torre de los Huevos. Fue su primera obra y un encargo de su tía, Josefa Romeu, que le dio total libertad a la hora de diseñar una casa de veraneo, con dos viviendas simétricas para sus dos hijos. Era el 1913, entre la burguesía barcelonesa se había puesto de moda ir a veranear en esta villa del valle del Llobregat.

Su vista nos impactó. Las curvilíneas paredes, las coloristas cúpulas, el porche con los dos arcos parabólicos que dan a la entrada de las viviendas y la misma reja del jardín nos sorprendieron. El edificio está formado por la intersección de cinco cilindros, de varias medidas, rematados por unas cúpulas recubiertas, en su origen, de un quebradizo de vidrio que le daban un gran brillo que causaban un gran impacto visual. De aquí viene el apodo de Torre de los Huevos. A nosotros, al pasear por la cubierta del edificio también nos maravilló aunque ahora son de mosaico pero mantienen toda la policromía original. La casa está coronada por una cruz de hierro forjado.

De su interior admiramos las dos escaleras de tornillo con una fina barandilla de hierro forjado, que ocupan los dos cilindros más pequeños, así como los trabajos de carpintería de los alféizares de las puertas y las onduladas cenefas de tiza de los techos y las escaleras..

Después, paseando por unas calles peatonales, llegamos a la iglesia parroquial de San Juan Baptista, originariamente románica que ha sufrido numerosas reconstrucciones. Jujol trajo la dirección artística de la posterior a la guerra civil, y a él se deben los trabajos de forja de las rejas, los de tiza de los púlpitos con inscripciones bíblicas, el confesionario y el mismo Sagrario.

A continuación fuimos a la calle Verdaguer, donde en unos pocos metros encontramos tres bonitas edificaciones de Jujol. Torre Jujol, que originalmente eran dos viviendas simétricas, una de las cuales era su residencia cuando trabajaba en la población. La proyectó en forma de "L" para que todas las estancias dieran al jardín y las ventanas están decoradas con ondulantes esgrafiados del típico color azul añil, el azul Jujol. Sobre la puerta principal se lee la inscripción “Deu hi sia”.
La casa Serra-Xaus, en origen, era una vivienda unifamiliar con una estructura de cuerpos cuadrangulares. Su peculiaridad es la tribuna cúbica situada sobre el porche y que conforma un vértice asimétrico. La decoración de la fachada se basa en unas cenefas azules, y una pareja de patos que dibujó al mismo tiempo, porque era ambidiestro.
Y la tercera es la Casa Rovira. Jujol decoró la fachada con esgrafiados cenefas con dibujos geométricos, motivos de flores, cestas de fruta y una representación de San Juan en medio.

Finalmente llegamos a Can Negre. Una antigua masía que Jujol tuvo que reconvertir en una residencia de veraneo con un jardín romántico y un huerto. Su visión con el llamativo color ocre y la profusión de formas y dibujos combinando esgrafiados, quebradizo, madera y hierro nos dejó casi bien aturdidos.
Jujol, conservando la estructura original onduló la fachada y ensanchó las ventanas trayéndolas hacia el exterior. El balcón central lo reconvirtió en una tribuna en forma de carroza que acaparó toda nuestra atención. Cinco medallones unidos por un esgrafiado con motivos de vegetación, forman la inscripción “Ave maria gratia plena dominus tecun”. Su visión te deja azorado y después embobado.

En el interior nos llamó la atención la escalera con una cúpula profusamente decorada en tonos azules y un ángel en el centro y una cajonera muy honda con un interesante mecanismo de apertura de los cajones que vimos en el rellano. La capilla, con una exuberante decoración donde dominan los colores dorados, azules y rojos. Y ya a la salida, un retablo que Jujol restauró los dorados, la inscripción y añadió las puertas con un ingenioso mecanismo de apertura.

En definitiva, un recorrido magnífico a través del modernismo que tenemos que agradecer, en gran parte, al ayuntamiento de Sant Joan Despí que la organizó con gran acierto.

Carme Servitje

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