29 Noviembre | 2021
Tras la parálisis debida a la Covid-19 la Asociación Consell de Cent ha reiniciado sus actividades y ha organizado la primera visita post-pandemia a la empresa pública Mercabarna.
Convocados por el presidente de la Asociación, Eugeni Forradellas, 17 miembros asistimos a la convocatoria. Muchos llegamos estrenando la Línea 9 del metro que va de la Zona Universitaria a la Terminal 1 del aeropuerto. Después de tanto tiempo todos teníamos ganas de vernos, saludarnos e intercambiar impresiones.
Nos recibió el director general de Mercabarna, Jordi Valls, que en torno a una gran maqueta del recinto nos hace una explicación detallada: el origen de Mercabarna, el presente y cómo ve su futuro. ¿Pero qué es Mercabarna? Es la gran ciudad alimentaria de Barcelona y de su entorno de influencia de diez millones de habitantes. Su objetivo es garantizar el suministro de alimentos frescos o congelados a los ciudadanos. Mercabarna es una comunidad que en un espacio de 100 hectáreas, en el que hay 600 empresas especializadas en alimentación, que facturan unos 5.000 millones de euros anuales, emplea a 7.500 personas y comercializa 2,3 millones de toneladas de alimentos al año. Recientemente han adquirido 170.000 m2. de suelo, que les permitirá una fuerte expansión.
Una vez recibidas las explicaciones de Jordi Valls, la directora de Marketing y Clientes, Ingrid Buera, nos invita a realizar un largo recorrido por algunas de las naves del Mercado de Frutas y Verduras, Mercado del Pescado, el nuevo Biomarket, el Centro de Aprovechamiento de Alimentos, el Punt Verd, entre otros. Mercabarna es un mundo. Una ciudad en la ciudad. Impresionan la gran variedad de frutas y verduras tan bien colocadas y llenas de colores. Es en las naves donde existe un gran trajín de compradores y vendedores que negocian precios y calidades y carretas que arriba y abajo llevan las compras a los vehículos. Tanto trajín puede parecer al visitante un caos, pero todo está perfectamente ordenado y digitalizado.
Pero los empresarios de Mercabarna están preocupados. El coste de la energía se está disparando y los sistemas de frío que necesitan consumen mucha energía. El gasóleo, tan necesario para el transporte, se ha encarecido y encima faltan transportistas. Aparece el
fantasma de la inflación, que aumentará sus precios. Pero Mercabarna ha hecho un esfuerzo por adaptarse a los nuevos retos y a las demandas de la sociedad: alimentación sana, productos de proximidad y ecológicos, economía circular de los alimentos, gestión energética, digitalización y mayor exportación.
Para redondear la visita, Mercabarna tiene la gentileza de invitarnos a comer en el Restaurat Boviscum, acompañados del director general Jordi Valls. En resumen, una visita provechosa de la que salimos ilustrados y satisfechos de podernos reencontrar presencialmente después de tanto confinamiento y parálisis obligada de las actividades de la Asociación.
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