Barcelona Llibres

La Exposición Universal de Barcelona de 1888 es uno de los hechos primordiales de la historia reciente de la ciudad, cuya memoria se conserva en el extraordinario fondo documental custodiado en el Archivo Municipal Contemporáneo de Barcelona (AMCB). Con el presente volumen se pretende poner de relieve este rico patrimonio, básico para comprender la complejidad de un acontecimiento clave que supuso un antes y un después en la ciudad.

Ilustrada con una gran cantidad de imágenes inéditas de los fondos del AMCB, esta publicación va más allá de un análisis exhaustivo de la arquitectura y nos propone prestar atención a cuestiones habitualmente poco estudiadas para observar la exposición desde dentro. El trabajo de Joan Molet aborda temas poco estudiados hasta ahora como la implicación de los diferentes estamentos sociales, representados por todo tipo de entidades y asociaciones civiles, o bien de los mismos prohombres de la ciudad, y al mismo tiempo da voz a los protagonistas más anónimos, los obreros, los vigilantes o los comerciantes.

Escucharemos la voz de sus protagonistas a través de los miles de documentos escritos en forma de actos, dictámenes e informes que nos hablan del día a día de la exposición: desde la organización y la logística hasta el desarrollo del acontecimiento, desde las grandes solemnidades y los actos culturales hasta las fiestas populares, pasando por los accidentes laborales, los incendios fortuitos o el controvertido diseño de las medallas.

Un estudio que señala el papel destacado de la Escuela de Arquitectura de Barcelona y especialmente de su director, Elies Rogent, que lideró el proyecto. El libro explica cómo se fijan las bases para la introducción de lo que conoceremos más tarde como modernismo y la convivencia de obras tan diversas como el Palacio de Bellas Artes, de August Font, y el café restaurante de Domènech i Montaner.

A través de estas páginas descubriremos que, a pesar de todos los obstáculos, la falta de tiempo, la escasez de los presupuestos con que se llevó a cabo y las pocas actuaciones urbanísticas que la acompañaron, la Exposición Universal de 1888 fue un triunfo inesperado, gracias al cual el nombre de Barcelona quedó inscrito con letras de oro entre los de las grandes capitales europeas.