Guadalupe Begazo: “Adoran nuestros productos, nuestra tierra, pero a los seres humanos no”
Conversamos con Guadalupe y George, participantes de la obra de 'Teatro contralegislativo', actividad organizada por el Espai Avinyó, enmarcada en el ciclo 'Memorias Migrantes'.
Guadalupe Begazo Melgar tiene 34 años, es jurista de profesión, hace 11 años que vive en Europa, de los cuales casi ocho en Barcelona. Participa de la red jurídica antirracista, un proyecto del taller de intervenciones críticas transfeministas antirracistas combativas (t.i.c.t.a.c.).
George Azenabor tiene 20 años, nació en Valencia y forma parte de la obra de teatro contralegislativo.
El pasado 27 de abril, participasteis en la obra de 'Teatro contralegislativo', un teatro hecho de historias de vida para contrarrestar la violencia de la Ley de Extranjería y reivindicar las memorias migrantes de la ciudad. ¿Cómo surge este proyecto? ¿Cuál es su finalidad?
George: surge de una necesidad que teníamos tanto t.i.c.t.a.c. como las personas que salimos en la obra de reivindicar, de manera artística, las trabas y dificultades que las personas migrantes atravesamos por culpa de la Ley de Extranjería.
La finalidad de este proyecto es plasmar una realidad invisibilizada, o que los medios de comunicación distorsionan. A través de esta herramienta hemos podido crear comunidad y hacernos un poquito más conscientes de lo que está pasando, no solamente en escena, sino en nuestro día a día.
Guadalupe: t.i.c.t.a.c. tiene muchos contactos con asociaciones, grupos, colectivos, migrantes de otras ciudades de Europa, de otros contextos, y propusieron una nueva forma de teatro fórum jamás hecha en Barcelona, una propuesta que luego también se quiere extender a otros países de Europa, con el objetivo de denunciar las discriminaciones de la Ley de Extranjería.
¿Qué es el teatro contralegislativo?
George: el teatro contralegislativo es un tipo de teatro foro, social, comunitario, creado por Augusto Boal, en Brasil, en el que se reivindica, a partir del teatro, las necesidades del pueblo.
Igual que el teatroforo, el teatro contralegislativo muestra una injusticia, la diferencia es que es más específico porque se centra en una ley jurídica, ya sea la Ley de Extranjería, la Ley de violencia de género, etc. Al final de la obra hay un coloquio en el cual el público dice lo que cambiaría para que no se perpetúe esa injusticia. La persona del público que ha comentado la propuesta entra en escena para interpretar un personaje que promueve esa igualdad.
Por lo tanto, el teatro contralegislativo recoge propuestas tanto de las personas que han producido la obra colectiva como del público, lo traducen a un lenguaje técnico y al final se encargan para que haya una propuesta de cambio de ley. En este caso, una propuesta de cambio de la Ley de Extranjería.
Guadalupe: me parece haber leído que en Brasil se llevaba a cabo en zonas donde había conflictos, sobre todo en pequeñas comunidades. Como jurista, creo que es la manera más honesta de llevar la ley a la comunidad y explicarla en términos entendibles y preguntarse: ¿Qué quiere el pueblo?
También se hacen recreaciones satíricas de lo que sería una ley perfecta o lo que está pasando por culpa de esa ley. A diferencia del teatro convencional, el teatro legislativo es más dinámico.
Al inicio no sabíamos muy bien cómo concretizar la obra, porque la Ley de Extranjería tiene 72 artículos y su Reglamento 266, con toda su complejidad era un reto. De ahí también nació un proceso bonito de creación posterior.
¿Por qué una apuesta por el teatro contralegislativo y no teatro foro u otros formatos?
Guadalupe: cuándo explicamos los trámites que implican la Ley de Extranjería, a menudo el mensaje se pierde porque es muy técnico. La página web es complicada, está escrita en un idioma poco amigable para el usuario, donde incluso a veces se contradice. Está hecho así para que la gente no entienda nada y se equivoque. Es muy perverso, yo misma me he equivocado en trámites de extranjería.
Además, cuando uno llama a la oficina de extranjería en Barcelona, te dicen una cosa, si llamas a Valencia es otra. Yo, al menos, no me atrevo a asesorar sobre otras ciudades de Barcelona, porque es distinto, y a veces más estricto aún.
Por lo tanto, ver todas estas complejidades en un escenario es más fácil de entender. Es el poder del arte, que el mensaje llega mucho más rápido. A nadie le encanta ir a extranjería, pero si vas acompañada por un proceso más dinámico, puede ser más llevadero o más bonito, y sentirte menos sola.
¿Qué tipo de cambios se pueden generar con esta disciplina artística?
Guadalupe: la situación en el mar Mediterráneo se ha teatralizado tanto que quizás ya no llegue al público, además les queda lejos. Pero si mi vecina no puede empadronarse, no puede ir al CAP, igual después de ver la obra, le preguntaré si necesita ayuda con el padrón, si sabe cómo inscribir a sus hijos en la escuela. Por lo tanto, este teatro genera cambios a nivel de comunidad.
George: hacer comunidad a través del arte. En la obra vimos que había unas 50 personas que se sintieron identificadas con historias vistas a través de un lenguaje cotidiano, no tan técnico ni tan individualizado dentro de un marco de artículos y leyes. La obra ayuda a que las personas a las que les atraviesa en carne y hueso tengan herramientas para poder enfrentarse a esta burocracia, y a sentirse menos solas.
También ayuda a sensibilizar a las personas a las que no les atraviesa tanto, para que utilicen sus privilegios para ayudar a personas que no tienen recursos fundamentales. Asimismo, contribuye a que sean conscientes y que no juzguen, que lo vean desde una perspectiva amplia.
Para mí es ese motor el que nos hace seguir adelante. Y yo creo que el teatro, o cualquier tipo de arte, crea esa motivación comunitaria que siempre es bienvenida.
En la obra hay personas en situación administrativa irregular, gente regularizada, y gente con nacionalidad española. ¿Por qué añadir a la obra personas que no sufren las “dificultades/opresiones” que genera la Ley de Extranjería y goza del reconocimiento de la ciudadanía plena?
Guadalupe: mi miedo era que se volviera una campaña de Benetton: una persona negra, una musulmana, una asiática… solo por cumplir la cuota tal y como hacen las empresas y el mainstream.
El hecho de que haya gente con papeles y sin papeles ha sido fortuito. Y pienso que genera riqueza también, porque una persona va aprendiendo de la otra. En el grupo de teatro, hay personas en diferentes situaciones administrativas: personas que han tenido papeles, pero que los perdieron, otras que no tenían y luego los tuvieron y otras que no tienen, y una minoría de personas blancas locales.
Si hubiésemos sido todas las personas sin papeles o todas con la nacionalidad, hubiera sido otro compartir. En la obra se recogen conversaciones reales, y considero que el público percibe que es muy honesto.
George: para que haya una perspectiva amplia, que el público también se sienta identificado. Por ejemplo, para que las personas que han nacido aquí, que no tienen estas barreras, se pregunten cómo pueden ayudar a cambiar esta injusticia o que sean conscientes de que existen estas desigualdades.
Por ejemplo, como he atravesado estas injusticias, he tenido que ser consciente de la Ley de Extranjería por necesidad. Cualquier persona del público puede sentirse identificada tanto la persona migrada que tiene estas dificultades, como la persona que está en esa “inconsciencia”, por la cual todo el mundo pasa en algún momento de su vida. A partir de los personajes que creamos, buscamos que el público se sienta identificado en todos los aspectos.
En la memoria histórica de España están ausentes las memorias migrantes, y existe un discurso único que invisibiliza otros relatos e historias. ¿Por qué es tan importante recuperar la memoria migrante activa, real y contemporánea?
Guadalupe: opino que no existe la memoria histórica de España en general. Ya les cuesta reconocer los años de la dictadura de Franco, menos van a reconocer lo que han hecho ni hace cinco siglos y menos reconocer que tienen gente no blanca desde hace siglos viviendo aquí.
Existe un problema de reconocimiento en general, como una memoria sin memoria.
Francia e Inglaterra tienen más pasado de inmigración y, por lo tanto, llevan muchos más años trabajando el antirracismo en comparación con España que es relativamente joven. La migración que viene de los años 90, sobre todo de Sudamérica, inicialmente se niega, nunca se enseña en los libros.
¿Han escuchado alguna vez hablar de Guinea Ecuatorial en España? España ha sido protagonista en este país, y ¿por qué no se habla?. ¿O cómo se cuenta la conquista a los países de América Latina? ¿Y por qué se llama América Latina? De hecho, aquí también cuesta, según en qué sectores, hablar de una dictadura de Franco. Creo que es una tendencia de país que me gustaría creer que está a punto de romperse. Ojalá España empiece a tener memoria en general.
George: esto tiene mucho que ver con la educación que se recibe. En la escuela se estudia la historia de España, historia contemporánea, del arte… con los mismos referentes occidentales, hombres blancos, cis, heterosexuales, que imponen su punto de vista hacia una sociedad. Y las personas del sur global que llegan aquí, se empapan de esos conocimientos, y pierden su identidad, no se sienten representadas. Lo vemos en Occidente y en África también, el hecho de querer vivir como una persona europea, nos ha calado tanto el mensaje occidental que lo queremos imitar.
Mediante el arte, ya sea a través de una obra de teatro, de una película, un libro… podemos sentirnos identificados para que no se perpetúe la historia clásica de siempre. Por ejemplo, el mal llamado “descubrimiento de América” o aspectos que perpetúan el que nos sintamos invisibilizados.
¿El racismo estructural, la xenofobia y el endurecimiento de las fronteras impactan los imaginarios y las auto-narrativas barriales?
Guadalupe: esto lo entiendo como el miedo al otro, sobre todo si es distinto. Siempre hay un enemigo. Y así se crea pánico, sobre todo en los barrios obreros, donde se enfrentan los mismos: gente que necesita trabajar vs. gente que necesita trabajar, gente que cobra poco vs. gente que cobra poco. O hacer que personas con opresiones se peleen o compitan entre ellas.
Hay un patrón en general, no solo aquí, creo que es internacional. Hay mucho miedo al otro, hecho que se ha comprobado que no es así cuando se trata de Ucrania. Sin deslegitimar el conflicto, ¿por qué lo han tenido tan fácil en la acogida?
George: básicamente, lo vemos en cualquier parte de Europa. Barrios ricos en los cuales no hay un flujo migratorio, y barrios periféricos en los cuales a nivel estructural no tienen tantos recursos, son barrios dormitorios donde no hay zonas verdes, ni polideportivos, ni centros cívicos, ni cultura, ni teatros, ni nada.
Por ejemplo, en Barcelona, la diferencia de mortalidad entre los barrios con un mayor PIB per cápita, con los de menor PIB per cápita, es de diez años.
Eso también se ve en el sistema sanitario, ¿dónde hay más recursos sanitarios?, en los barrios más ricos y, por lo tanto, en los barrios con menos migración. Y esto se evidencia tanto en estadísticas, como en experiencias personales, como en la economía.
La Ley de Extranjería no solo te atraviesa a nivel burocrático, como comentaste Guadalupe, también te atraviesa la vida. ¿Cómo lo representasteis en la obra de teatro?
Guadalupe: en la obra de teatro tratamos de jugar con lo real pretendiendo darle un poco de humor sin caer en el victimismo, evitando lo que hace el teatro convencional de la “pornografía del dolor”. Creo que indirectamente todas las personas que preparamos la obra estábamos de acuerdo en que además de contar una historia de malestar, había que hacer humor. Al principio, el humor lo hacíamos entre sesión y sesión, y luego se propuso llevarlo a la obra para darle un balance, para que no se caiga en pensar… “Pobrecita esta migrante sin papeles”. Que también somos humanos, dimensionamos eso.
En un ambiente hostil como Europa, hay un tema de duelo migratorio que la Ley de Extranjería causa. ¿Existe un cuidado para las personas que pasan por esto? No, no se habla. Esto también lo reflejamos en la obra: la rabia, el humor, los sentimientos… ligados a la ley. Sé que hay psicólogos especialistas en esto, pero ¿hasta qué punto los servicios sociales van a validarte como que es algo que existe? Tampoco se habla de la separación de familias, gente que viene reagrupada… No existe un acompañamiento.
George: a través de nuestras experiencias personales, vimos que la Ley de Extranjería nos imposibilita tener ciertos derechos fundamentales. A mí, por ejemplo, me ha atravesado el no tener una autonomía, hasta hace poco no podía trabajar, porque no estaba autorizado. Ahora mismo no puedo votar, porque no tengo DNI, aunque haya nacido aquí, se me atraviesa la vida porque no puedo tener voz, no se me concede una opinión política.
Tal y como dice el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; Migrar es un derecho. ¿Cómo se conquista ese derecho para las personas del Sur Global que se tienen que enfrentar a procesos migratorios mediante vías inseguras, militarización de fronteras, represión policial, y todas esas problemáticas derivadas de un pasado colonial y el racismo estructural?
Guadalupe: esta Declaración no tiene poder vinculante. No es que trate de deslegitimarla, pero claro, la crea occidente, para un lavado de cara porque muestra que los países “desarrollados” están muy avanzados en derechos. La ONU y las instituciones saben que no tiene ningún poder vinculante. Existe el derecho a migrar, pero se generan tantas leyes y entramado sobre la gente del sur global, porque saben que nadie les va a llevar a ninguna corte por violar el derecho a migrar. Estas son las lógicas de Europa. Es un sistema perverso. Ojalá algún día exista un derecho a migrar real.
Si alguien me dice: “si yo voy a sus países, también es complicado”. “No creo”, respondo. Yo sé que cada país tiene su burocracia, pero las personas europeas que viven en Perú, nunca han protestado contra la Ley de Extranjería peruana.
George: la ONU dice que migrar es un derecho, pero para mí, es bastante simbólico. Redactan leyes bonitas, pero después no se aplican en las políticas de ciertos estados. Y eso se ve perfectamente en la Ley de Extranjería, migrar es un derecho, pero cuando una persona migra le ponen bastantes barreras, como por ejemplo, el poder tener una vivienda y un trabajo digno, que sus hijos e hijas puedan ir a la escuela, poder vivir en un entorno adecuado. Y todo esto es bastante perverso.
Desde la perspectiva del capitalismo racial, ¿a qué lógicas responde la Ley de Extranjería? ¿Quién sale beneficiado, a nivel económico, político, de esta opresión a todos los niveles?
George: en el sistema capitalista en el que vivimos mandan las empresas, beneficiadas por los estados, en tanto que les quitan impuestos o incluso derechos a las personas trabajadoras, permitiendo que sean mano de obra barata. La diferencia entre lo que esa persona genera y lo que la empresa gana es abismal. Los beneficios de las empresas van contra las personas que viven en los países donde extraen las materias primas y en las cuales las empresas se pueden asentar.
Estas desigualdades desestabilizan estos países. Las personas se ven obligadas a migrar, llegan aquí y son víctimas del racismo estructural.
Guadalupe: nuestro cacao, nuestra plata, el café, el arroz viajan sin problemas. A las empresas no les piden permisos, ni pasaportes, ni nada… Y sin hablar de los impuestos. Perú, por ejemplo, es un país minero, donde la mitad del país está lleno de cobre y la otra mitad de plata y oro, entre otros minerales y petróleo. La zona más rica en oro en Perú, es la más pobre, no hay ni carreteras y las que hay, son para los camiones que sacan el oro. Esas minas tienen una vida de 30, 35, 40 años. Cuando se acabe el oro, ¿qué van a hacer las personas que viven en ese territorio? Tendrán que moverse a otro país, y si una persona de esa zona del Perú luego va a querer pedir asilo en España, ¿van a dárselo?
Ese mineral, esas joyas convertidas en plata y oro, viajarán sin ningún problema. Adoran nuestros productos, nuestra tierra, pero a los seres humanos no.
¿Cómo las lógicas capitalistas y neoliberales se benefician de la Ley de Extranjería y de las personas que las atraviesan?
George: hay leyes que atraviesan directamente a estas personas, desde el primer día que migran o aun cuando no han migrado.
La Ley de Extranjería dicta que las personas migrantes tendrán un trabajo en el que estarán explotados por no tener documentación, por ejemplo como temporeros en la fruta. Estas personas no pueden reivindicar mejoras, precisamente por no tener documentación. Y mientras tanto, la política, no regula esta situación.
Mientras que en los barrios ricos no hay tanto índice de desigualdad, en los barrios periféricos, sigue habiendo más índices de desigualdad, de mortalidad, de insalubridad. Y eso, si lo transportamos, por ejemplo, a una zona rural, sigue existiendo el feudalismo, donde unas personas dirigen la tierra, mientras otras labran esa tierra.
Hablamos muy poco del emprendimiento migrante. Las personas que migran no pueden emprender y, por lo tanto, no pueden dirigir sus propias vidas, tienen que verse obligadas a que otras personas les dirijan, perdiendo su autonomía.
Guadalupe: es un instrumento para legalizar la mano de obra barata. A los artistas, como Shakira, por ejemplo, o a los jugadores de fútbol, les ponen las cosas muy fáciles. Las trabas administrativas las tienen quienes quieren entrar a los trabajos de cuidados, de limpieza. Los trabajadores temporeros lo tienen mucho más complicado.
Con relación a los emprendimientos, desde la red jurídica hemos tenido casos de gente que viene con proyectos de cocina, de escuelas de idiomas… que piensan que abrir un negocio aquí es barato o fácil. Si para la gente local es complicado, ¡imagínate si ni siquiera tienes la nacionalidad de un país europeo!.
Al final, el mensaje que da la Ley de Extranjería es que no te quieren aquí, y quien quiera quedarse lo tendrá difícil. Entonces, ¿qué les queda? Seguir limpiando, seguir maltratando el cuerpo. Es ahí donde ves la dimensión de esta ley, que en concreto abarca muchas cosas.
¿Cómo afecta la Ley de Extranjería al derecho a la vivienda digna, y los derechos laborales?
George: una cosa lleva a la otra: sin documentación no se puede obtener un trabajo digno, y sin trabajo no se puede alquilar un piso. Si no se tiene una base no se puede ir escalando. La Ley de Extranjería estanca ese proceso.
Los convenios de las universidades no facilitan trabajar de lo que se ha estudiado, por lo tanto, hay que buscar el trabajo que sea para poder pagar el alquiler de una habitación, no de un piso, ya que para esto, se necesita tener una nómina. Al final, este tipo de aspectos imposibilitan el crecimiento personal de ese individuo.
Guadalupe: la Ley de Extranjería es muy perversa. Sin el NIE vigente no se pueden pedir prestaciones sociales ni inscribirte a ninguna institución educativa. Si tuviste papeles, pero los perdiste, tal vez no puedas pedir el paro.
Esta ley no tiene en cuenta el contexto, que si es una persona que está durmiendo en la calle, que sufre explotación laboral, que está mal pagada, que malvive… Los migrantes de la Unión Europea tienen una migración de oro, comparado con eso. La Ley de Extranjería, tendría que equipararse con los derechos que tienen los europeos. Hay gente que se queda a mitad del camino, y otra que lo consigue, pero todo este proceso es agotador.