Microhistorias de la diáspora | Militancias desde la alteridad

Actividad dentro del ciclo Microhistorias de la diáspora. Experiencias «encarnadas» de la dispersión femenina. Un proyecto de La Virreina Centro de la Imagen con el apoyo de Programa Barcelona Interculturalidad. Comisariado por Tania Adam, periodista y productora cultural, fundadora y editora de  Radio África Magazine
 
El ciclo surgió de una de las plataformas de trabajo estable de La Virreina Centro de la Imagen, y quiere construir un espacio de reelaboración, cuestionamiento y escucha desde una epistemología común: la de las mujeres racializadas y emigradas que no solo discrepan de las narrativas hegemónicas, sino también de una condición subalterna estática y discriminatoria.
 
El jueves 8 de noviembre de 2018 en el Virreina LAB se celebró este conversatorio con la participación de Brigitte Vasallo, escritora a trompicones, periodista a ratos, mediadora intercultural, activista de las relaciones sexoafectivea alternativas y feminista, autora de la novela PornoBurka, (Ediciones Cautivas, 2013) y Pensamiento monógamo, terror poliamoroso (La Oveja Roja, 2018); Paqui Perona, presidenta de la asociación de mujeres feministas Voces Gitanas / Romane Glasura, comprometida con los diversos movimientos de activismos en las luchas por la igualdad del pueblo gitano y los movimientos feministas; Rosa Sánchez, feminista latinoamericana y activista por los derechos humanos de las personas inmigrantes, una de las fundadoras de Espacio del Inmigrante, promotora de la lucha y la organización del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona; y Kira Bermúdez, mediadora intercultural y pedagoga social, traductora y escritora ocasional, co-autora del libro Mediación Intercultural: una propuesta para la formación (Agapea, 2002).
 
Durante siglos, los círculos de poder consideraban y designaban a las clases trabajadoras, los pueblos colonizados, los criminales, los pobres, los habitantes de infraviviendas o los locos como objetos pasivos —“feminizados”— de conocimiento. Sometidos a una mirada estructuradora, forzados a emitir signos, pero apartados del control del significado, estos grupos eran representados y mostrados intencionadamente como incapaces de habla, actuar u organizarse por sí mismos: son los desposeídos. Con el paso del tiempo, se ha ido generando una espiral de desposeídos-representación como estrategia social cargada de retórica —abanderada por las instituciones— como ejercicio de control de la “alteridad”.
 
Ante el desprecio de presentaciones y representaciones errantes y hostiles, surgen espacios de disidencia y discrepancia: identidades de resistencia que militan con el objetivo de cuestionar la orden que las niega. Las militancias desde la alteridad a veces son silenciosas e invisibles; por eso, cuando se hacen visibles pueden resultar agresivas y malsonantes. Acostumbran, a construirse entre mediaciones de la palabra, la imagen, la voz, el cuerpo.