La OAR celebra 20 años tejiendo puentes entre la Administración, las comunidades religiosas y la ciudadanía

La Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) celebró sus dos décadas de trabajo para la promoción y defensa de la libertad religiosa y el pluralismo religioso y confesional de Barcelona con tres mesas redondas que abordaron la labor de este servicio municipal a lo largo de estos veinte años de historia y las formas que puede tomar la gestión del pluralismo religioso desde la Administración pública. Esta jornada de intercambio y reflexión se complementó unos días después con la ruta "Pluralismo religioso, memoria y transformaciones urbanas", en el distrito de Ciutat Vella.

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02/07/2025 - 09:43 h

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La construcción del Centro Abraham en plenos Juegos Olímpicos de Barcelona (1992) supuso un primer paso en el compromiso del Ayuntamiento de Barcelona con la protección y la promoción de la pluralidad religiosa y espiritual. Este compromiso, que se ha ido consolidando conjuntamente con otras iniciativas, como la celebración del IV Parlamento de las Religiones del Mundo (2004), culminó con la creación del Centro Interreligioso de Barcelona (CIB) en el 2005, que hoy en día, y desde el 2008, conocemos como Oficina de Asuntos Religiosos (OAR).

Hoy, veinte años después, y habiendo sido integrada en el Departamento de Interculturalidad y Pluralismo Religioso en el 2019 en el marco del plan Barcelona Interculturalidad 2021-2030, la OAR se ha convertido en un referente a escala local, nacional e internacional para la incorporación de la perspectiva del pluralismo religioso en las políticas públicas.

Para celebrar esta efeméride con toda la ciudadanía, el 11 de junio la OAR celebró una jornada en la que, a lo largo de tres mesas redondas, integrantes pasados y presentes de la oficina, representantes de diferentes administraciones y miembros de comunidades religiosas y espirituales de la ciudad intercambiaron impresiones y experiencias sobre la labor de la Administración en la promoción y defensa del pluralismo y la diversidad religiosa en la ciudad de Barcelona. La jornada tuvo lugar en el Saló de Cròniques del Ayuntamiento de Barcelona y fue conducida por Clara Fons i Duocastella, socióloga y especialista en diversidad religiosa.

Sara Belbeida, comisionada de Relaciones Ciudadanas y Diversidad Cultural y Religiosa, dio la bienvenida institucional a las personas asistentes y les agradeció su presencia para conmemorar una trayectoria que calificó de “pionera, valiente y muy necesaria en las ciudades”.

La primera mesa, moderada por Sara Belbeida y titulada “Pasado, presente y futuro de la OAR”, quiso plasmar la evolución de la oficina a lo largo de sus dos décadas de vida, los retos a los que se ha tenido que enfrentar y los proyectos de futuro. Para ello se contó con la mirada de tres personas que han sido capitales para la OAR durante este tiempo: Cristina Monteys, coordinadora de la OAR del 2008 al 2017, Ignasi Garcia Clavel, comisionado de Asuntos Religiosos entre el 2013 y el 2015, y Lola López, comisionada de Inmigración, Interculturalidad y Diversidad durante los años 2015 y 2019. Monteys repasó el origen de la OAR, que ella explicaba como el resultado de una serie de hitos: la réplica en Barcelona de la Jornada Mundial de Oración por la Paz en Asís (1986), la creación de un centro interreligioso para deportistas durante las Olimpiadas de Barcelona (1992), un encuentro de la UNESCO sobre las religiones en la construcción de paz (1994), el primer estudio sobre la diversidad religiosa en Barcelona (1999) y el IV Parlamento de las Religiones del Mundo (2004), una “bomba interreligiosa con la participación de ocho mil personas de todo el mundo y de todas las religiones”. “Se palpaba el pluralismo religioso”, decía Monteys, “y había que hacer algo, así que se pensó en un servicio que pudiera crear condiciones de igualdad en términos de diversidad religiosa”. Fue con este propósito con el que se creó el Centro Interreligioso de Barcelona en el 2005, que tres años más tarde ya se conocería como Oficina de Asuntos Religiosos.

Para el desarrollo de la oficina fue primordial la creación de la figura del comisionado o comisionada de Asuntos Religiosos, en el 2012, vinculada a la OAR. “Los objetivos del cargo, que en aquel momento ocupé yo”, explicaba Clavel, “eran seguir el buen trabajo de la oficina y facilitar la coordinación con la vertiente política”. López, por su parte, fue quien incorporó en este rol la perspectiva intercultural a partir del 2015, “necesaria para normalizar la presencia de la religión en la sociedad”, comentaba. En este sentido, para los tres ponentes el reto principal de la OAR y de la Administración ha sido, y todavía es, abordar una laicidad malentendida que fundamenta un racismo desgarrador que obstaculiza el trabajo conjunto necesario para avanzar hacia una igualdad real.

La segunda mesa de la jornada se tituló “La gestión del pluralismo religioso desde las administraciones públicas” y fue moderada por Núria Serra, jefa del Departamento de Interculturalidad y Pluralismo Religioso. Fue un espacio de reflexión sobre el papel de la Administración local en la gestión del pluralismo religioso y de presentación de estrategias. Participaron Inés Mazarrasa, directora de la Fundación Pluralismo y Convivencia, Agustí Iglesias, técnico de la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Catalunya, Olga Jiménez, coordinadora adjunta del Área de Presidencia y Servicios a las Personas del Ayuntamiento de Sabadell, y Júlia Quintela, directora de Servicios a las Personas y al Territorio del distrito de Ciutat Vella. Todas las personas ponentes coincidieron en afirmar que la pluralización cada vez más acusada de la sociedad requiere respuestas por parte de la Administración en diferentes ámbitos y que la secularización no implica en ningún caso dejar al margen la cooperación con las comunidades religiosas o confesionales. “El error radica”, argumentaba Iglesias, “en el hecho de que muchas administraciones piensan que la igualdad religiosa no es cosa suya porque buena parte de las personas que trabajamos en ella no somos creyentes”. Sin embargo, plantearse la gestión de la diversidad religiosa debe ser una cuestión fundamental para las administraciones, porque es “preguntarse qué tipo de ciudad queremos”, decía Jiménez.

Por ello, señalaba Quintela, desde la Administración debe promoverse el conocimiento mutuo, pero, también, según Mazarrasa, generar las condiciones para el ejercicio igualitario del derecho a la libertad religiosa, porque “las leyes pueden existir, pero hay que llevarlas a la práctica: es una cuestión de conocimiento, mecanismos y prácticas”. Jiménez se pronunciaba en la misma línea, y pedía enfocarse en los recursos que hacen falta para aplicar la ley y de los que muchas administraciones locales no disponen. Quintela coincidía con ellas, y agradecía el trabajo de la OAR en el impulso de un marco de actuación, y en el apoyo que ha dado, al distrito de Ciutat Vella específicamente, en materia de asesoramiento, formación y coordinación. Todos los ponentes consideraban la OAR un puente entre las comunidades y las administraciones, pero también entre las mismas administraciones. “Desde la DGAR”, afirmaba Iglesias, “siempre hemos cooperado con la OAR, creo que porque hablamos el mismo lenguaje y conocemos la misma realidad”. Es por ello por lo que para Mazarrasa la OAR es todo un referente: “Muchos ayuntamientos no tienen ni siquiera un servicio dedicado al pluralismo religioso, y en Barcelona tenéis una oficina entera”. La necesidad de servicios como este empieza a ser importante en un momento en el que muchas comunidades ya hace unos años que están asentadas, y las administraciones deben dirigir esfuerzos en un futuro próximo a “facilitar la cohesión social”, decía Quintela, a abordar “el aumento del odio”, seguía Jiménez, a “adaptar los servicios públicos con respecto tanto a sus usuarios como a sus trabajadores”, afirmaba Jiménez, y, en definitiva, a “construir un modelo de convivencia inclusivo y que no instrumentalice las creencias”, concluía Mazarrasa.

Antes de la última mesa, que cerraba las jornadas, Maria Eugènia Gay, segunda teniente de alcaldía, de Derechos Sociales, Cultura, Educación y Ciclos de Vida, hizo un parlamento en el que subrayó las contribuciones de la OAR en el tejido de una ciudad más consciente, en una trayectoria que valoró por la capacidad de “generar confianza entre la Administración y las comunidades religiosas, entre las mismas confesiones, y, en definitiva, entre la ciudad y su ciudadanía plural”.

Finalmente, la mesa “20 años de relación entre la OAR y las comunidades religiosas de Barcelona”, moderada por Ariadna Solé, cerró la jornada del 11 de junio. Incluyó un diálogo con representantes de varias comunidades religiosas de la ciudad para reflexionar sobre el trabajo realizado durante estas dos décadas y proponer acciones para avanzar hacia una relación más efectiva entre la Administración y las comunidades. Participaron Antoni Matabosch, en representación del Arzobispado de Barcelona, Ashi Devi Dasi, de ISKCON Barcelona, Guillem Correa, del Consejo Evangélico de Cataluña (CEC), y Mohammed Halhoul, miembro del Consejo Islámico de Cataluña y presidente del Grupo de Trabajo Estable de Religiones (GTER). Para Ashi y Halhoul, la apertura de la OAR fue un punto de inflexión. Implicaba un interés de la Administración por la gestión del hecho religioso, “un auténtico alivio”, aseguraba Halhoul, “la prueba de que estamos en el lugar preciso y en el momento adecuado”, y es que en aquel momento la oficina no tenía precedentes. A Ashi y a su marido, también miembro de ISKCON, el Parlamento de las Religiones del 2004 los llevó a Barcelona, y las actividades de diálogo interreligioso y los talleres organizados por la OAR se convirtieron en su día a día cuando se asentaron definitivamente en la ciudad. “Nos ayudaron a crecer, a hacer puente con la comunidad y con los vecinos, a crear una vida en el barrio”, explicaba. Por eso Correa agradecía ya no solo que los poderes políticos de Barcelona apoyaran la creación de la OAR en su momento, sino que también hayan mantenido la decisión. “Esto demuestra”, continuaba Matabosch, “la inmensa importancia y necesidad de las semillas. Nada nace sin más”.

Durante estos veinte años de continuidad, Barcelona se ha consolidado como una ciudad plural que ha puesto de manifiesto la necesidad de servicios como la oficina. Así lo afirmaban todos los ponentes. “Antes las minorías eran ínfimas, pero hoy hablamos de un pluralismo muy notable”, afirmaba Halhoul, “y esto es porque el pueblo catalán es un imán para la gente diferente”, opinaba Ashi. Sin embargo, Correa argumentaba que todavía es necesaria la defensa de la diversidad: “Estamos muy contentos de nuestra cohesión social, de la paz que hay entre nosotros, pero tenemos que valorar mucho esta diversidad, porque no hay que ver muchos telediarios para saber lo que pasa a nuestro alrededor”. Por eso, como reto de futuro para la OAR, Matabosch apostaba sobre todo por difundir conocimiento sobre el hecho religioso, hacerlo visible para la ciudadanía, pero también para el Ayuntamiento y asesorarlo en materia de diversidad. “Hay que hacer visible que la religión es un hecho positivo en el seno de nuestra sociedad”, concordaba Correa, una labor que para las comunidades a veces es difícil. Por ello, Halhoul pedía a la OAR prestar su capacidad comunicativa a las comunidades y ofrecer más atención religiosa, más información, más alcance. En última instancia, para el ponente, esto podría ayudar a abordar dos problemas urgentes: la falta de relevo en las entidades religiosas y espirituales y el aumento de los discursos de odio en la sociedad.

Después de las tres mesas de la jornada, Núria Serra hizo el cierre institucional hablando de los retos que se habían ido subrayando y prometiendo un abordaje de estas y otras problemáticas que existen o que pueden surgir en un futuro: “Nos remangamos para seguir trabajando los próximos años a vuestro lado, junto a las comunidades y con todas esas alianzas que hemos creado, que sin duda son absolutamente necesarias”.

La celebración de los veinte años de la OAR culminó el 18 de junio con la ruta “Pluralismo religioso, memoria y transformaciones urbanas”, organizada conjuntamente por la OAR y el Espai Avinyó. Consistió en un paseo por el distrito de Ciutat Vella con Víctor Albert-Blanco, sociólogo miembro del grupo Investigaciones en Sociología de la Religión (ISOR). Durante la ruta se subrayó la huella que el pasado espiritual y cultural de distintas confesiones ha dejado en el paisaje urbano. A través de este viaje temporal, se compartieron reflexiones sobre el presente del pluralismo religioso de la ciudad, que se refleja en la planificación urbana, sobre todo en referencia a la garantía del derecho a la libertad religiosa y de culto.

Durante la ruta se tuvo la oportunidad de observar la ciudad desde la mirada de varios referentes de comunidades religiosas que participan en este espacio público y su cotidianidad y que lo configuran. Participaron: Zahra Bakhtawar, abogada y miembro del Centro Islámico Al Qaim, mosén Robert Baró, director del Secretariado Diocesano de Patrimonio Cultural, y Marta López, pastora de la Iglesia Protestante Barcelona-Centre. Podrás leer la crónica de la ruta pronto en el web de Espai Avinyó y de la OAR.

Próximamente podrás ver el vídeo de la mesa redonda “La gestión del pluralismo religioso desde las administraciones públicas” en el web de la OAR.

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