La Barcelona comunitaria no se detiene y crea redes de apoyo mutuo vecinal

La Barcelona comunitaria no se detiene y crea redes de apoyo mutuo vecinal

30/04/2020 - 07:57

La pandemia ha hecho aflorar dinámicas de solidaridad que hace unas semanas eran impensables, pero que no han surgido de la nada: son las redes de apoyo mutuo en distritos y barrios, que se están poniendo en funcionamiento sobre la base de la existencia previa de unos movimientos sociales activos y de unas energías comunitarias muy robustas.

“Ale, ¿puedo bajar a buscar dos mascarillas? Tengo que acompañar a mi madre al CAP y no tenemos”. “¿Sabéis algo de la señora mayor que vive sola en la esquina de Martí con Rabassa? Llevo días llamándola y no contesta”. “¿Quién puede ir a pasear hoy al perro del señor Felip y de paso recoge sus medicamentos en la farmacia?”

Este es solo un fragmento real de la vida —virtual— en las redes de apoyo mutuo que se han generado por toda la ciudad, grupos de comunicación por bloques, redes de personas de los barrios, grupos de proximidad que se organizan para poder dar respuesta a las necesidades más cotidianas del día a día de la pandemia.

Ahora mismo es difícil saber cuántas son con exactitud, precisamente, porque son espontáneas y autogestionadas y varían mucho según los distritos. Sin embargo, son muy parecidas en las dinámicas: suelen tener grupos de chat telefónicos, a veces un blog o un perfil en una red social, o incluso un mapa del voluntariado para poder gestionarlo mejor.

No solo se extiende el virus, también las redes solidarias

Alejandra Salamanca es propietaria de una panadería en Gràcia, en la plaza de Rovira i Trias, un lugar que se ha convertido en un pequeño centro “social” porque desde el principio del confinamiento ha participado activamente en el grupo Plaça Rovira Apoyo Mutuo, iniciado desde la Red de Apoyo de Gràcia y que de momento solo tiene un grupo de chat, eso sí, un chat del que sale humo todos los días.

Ella misma decidió ofrecer gratuitamente mascarillas a quien las necesitara: “Yo tenía que hacer mascarillas para mí y para las personas que tengo contratadas en la panadería, ya que llegué tarde a comprarlas por internet. Como veía que la gente me preguntaba si sabía dónde conseguir mascarillas, porque en la farmacia ya hacía días que se habían acabado, me puse a hacer más de las que a nosotros nos hacían falta. Pero hay más vecinas que cosen y ahora algunas me dejan las mascarillas en la panadería para que la gente las recoja aquí. Una de ellas ya ha empezado a confeccionar mascarillas pequeñas para los niños, para cuando puedan salir a la calle”.

En Nou Barris las mascarillas también son uno de los ejes de participación de las diferentes redes, como nos explica Albert Villacampa, miembro de la Asociación de Vecinas y Vecinos de Porta, una de las entidades impulsoras del Grupo de Apoyo del Barrio de Porta. Dice que un numeroso grupo de personas, la mayoría mujeres del distrito de Nou Barris, empezaron a coser mascarillas al inicio de la crisis y a estas alturas han repartido más de tres mil mascarillas, algunas entre las residencias de personas mayores y otros equipamientos del distrito y, sobre todo, el Hospital de Sant Pau.

Sin embargo, afirma: “Más allá de las mascarillas, nos hemos organizado para dar respuesta comunitaria a muchas necesidades de las personas del barrio, reforzando el papel de los servicios públicos y llegando allí donde la Administración no llega. Algunas cosas son de gestión directa, como compras de medicamentos, de alimentos o llamadas telefónicas para paliar situaciones de aislamiento; otras son asesoramientos y acompañamientos con el fin de derivar a las vecinas a los servicios públicos pertinentes, con los que, de hecho, estamos muy coordinados; y, finalmente, atendemos necesidades de urgencia a través de un banco de alimentos solidario y una caja de solidaridad que complementa a las ayudas públicas”.

Las realidades diversas de los barrios

Nou Barris es uno de los distritos donde, según el mismo Villacampa, “llueve sobre mojado”, ya que la situación económica de muchas familias ya estaba al límite o en los márgenes antes de la pandemia y, por lo tanto, se encuentran entre los barrios de la ciudad más golpeados y con menos capacidad de resiliencia. Pero no solo en el terreno económico, sino que también es el distrito más golpeado sanitariamente, como demuestran las cifras del informe de la Generalitat, en el que todos los barrios del distrito muestran tasas de casos positivos muy por encima de la media.

En cuatro semanas se han creado nueve grupos de apoyo mutuo, con la mayoría de entidades que ya estaban implicadas en las luchas vecinales

Pero si esta es la cara oscura, la respuesta comunitaria y reivindicativa ha sido muy potente: en cuatro semanas se han creado nueve grupos de apoyo mutuo, con la mayoría de entidades que ya estaban implicadas en las luchas vecinales, y nuevas vecinas y vecinos que se han sumado individualmente. Villacampa cree que no podía ser de otro modo en un distrito con la tradición de solidaridad y de reivindicaciones vecinales como es Nou Barris.

Voluntariado de siempre, voluntariado nuevo

Es de la misma opinión Pedro Cervera, dinamizador del Casal de Barrio la Prosperitat, entidad miembro de la Red de Apoyo del Barrio de la Prosperitat, que, aparte del clásico grupo telefónico, disfruta del blog informativo #AntivirusProspe.

Las entidades que antes del confinamiento trabajaban juntas para atender situaciones de pobreza, marginalidad o falta de integración han dado una respuesta casi inmediata a la emergencia y están ofreciendo esta plataforma para canalizar los deseos de solidaridad de personas que quieren poner su granito de arena para salir todas juntas y con dignidad de la crisis.

Compartir el wifi es una pequeña solución comunitaria para paliar la brecha educativa

Una de las iniciativas más recientes que se proponen en la red de la Prosperitat para dar apoyo a un sector especialmente vulnerable, el de los niños de familias con pocos recursos, es la posibilidad de compartir el wifi en las escaleras de los pisos, para los escolares que no disponen de él y que pueden quedar “descolgados” de las clases virtuales. Es una pequeña solución comunitaria para intentar paliar la brecha educativa que crece desproporcionalmente en este tiempo de pandemia y que requiere unos tempos de reacción más rápidos que los que puede tener la Administración.

Ayudar desde casa, ayudar en la calle

Las redes ciudadanas de apoyo mutuo están demostrando que no hay límites en las formas de implicación: en casa se pueden hacer muchas cosas, como mascarillas, compartir wifi, llamar a personas aisladas socialmente, colaborar económicamente con las cajas de resistencia y, por qué no, animarse haciendo vermús en línea (como el que propone el Casal de Barrio de la Prospe cada sábado).

Pero también es necesario salir y hacer encargos para llevar alimentos a quien ya está sufriendo la escasez, medicinas a personas enfermas… e, incluso, localizar a personas sin hogar para poder ofrecerles la atención y el cuidado que requieren. Esta es una de las labores que lleva a cabo Leila González, miembro de la Red Plaça Rovira Apoyo Mutuo: es voluntaria desde hace dos años de la entidad Arrels, que trabaja en la integración de personas sin hogar, y nos explica que “todavía hay muchas personas que viven en la calle, y había que poner al día el censo de Arrels para poder atenderlas de manera adecuada”.

“Hice un llamamiento en el grupo de chat y rápidamente tenía conocimiento de dos o tres personas sin techo que no tenía controladas”

Como se había incorporado al grupo de apoyo mutuo para poder echar una mano, en el momento en que se tenía que hacer el recuento pensó que quizás las vecinas y los vecinos de Gràcia podrían ayudarla a encontrarlas. “Hice un llamamiento en el grupo de chat y rápidamente tenía conocimiento de dos o tres personas sin techo que no tenía controladas”. Leila es castellera, vive sola y cree que la gente joven es quien debe hacer estas labores en la calle. “Yo salgo porque no soy grupo de riesgo y porque mucha gente que lo querría hacer tiene familias a las que no debe poner en riesgo. Lo hago por las personas que no pueden salir a echar una mano, aunque querrían hacerlo”.

El web “Barcelona desde casa”, una iniciativa municipal de apoyo a la participación ciudadana

El Ayuntamiento de Barcelona también ha puesto en marcha una iniciativa para canalizar la solidaridad y las ofertas de voluntariado: la plataforma “Barcelona desde casa”, un espacio para aportar iniciativas y sumar energías. También invita a la ciudadanía a participar en proyectos municipales ya existentes (como el proyecto Radars y Vincles BCN, para dar apoyo a personas mayores y vulnerables y paliar las consecuencias del aislamiento de muchas de ellas), a la vez que anima a unirse a las muchas redes de apoyo comunitarias.

Barcelona ha sido y es una ciudad fuerte y llena de energía comunitaria y la pandemia lo confirma día a día. Saldremos adelante por muchos motivos, pero uno de ellos es la solidaridad ciudadana.