El Castillo de Montjuïc presenta la exposición «Barcelona 1992, treinta años después» con motivo del trigésimo aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona, un evento que fue clave para la transformación de la montaña de Montjuïc y del conjunto de Barcelona y que situó a la ciudad en el mapa internacional.
La muestra, comisariada por Sergi Picazo, ocupa las salas 18 y 19 del Castillo. Propone un recorrido histórico desde los inicios de la década de los ochenta, cuando se gestó la candidatura, hasta la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, y ofrece un espacio de reflexión para hacer una lectura de la herencia olímpica, transcurridos treinta años, a través de la mirada de las generaciones posteriores.
La organización de los Juegos se planteó como palanca de transformación de la ciudad y de la montaña de Montjuïc, que tenía que ser su epicentro. Barcelona, que empezaba a dar sus primeros pasos en la democracia, tenía grandes carencias urbanísticas y de equipamientos y, hasta entonces, a pesar de ser una histórica ciudad portuaria del mediterráneo, vivía de espaldas al mar.
La exposición «Barcelona 1992, treinta años después» plantea una estructura que invita al visitante a recorrer las tres décadas transcurridas desde que Barcelona se convirtió en una ciudad olímpica y los años previos a la celebración de los Juegos. También deja un espacio para la reflexión sobre el acontecimiento histórico con una mirada actual.
El 25 de julio de este año, Barcelona celebra los treinta años de la inauguración de los Juegos Olímpicos, un acto que tuvo lugar en el Estadio Olímpico de Montjuïc, con una ceremonia televisada que siguieron 3500 millones de personas y que marcó el futuro de la ciudad.