El parque de atracciones de Montjuïc, en funcionamiento durante tres décadas, se convirtió en un lugar emblemático de Barcelona que marcó toda una época en la vida social de la ciudad hasta el año 1998, cuando abrió las puertas para última vez. La muestra propone un recorrido que recupera el contexto histórico anterior y en el que se gestó la construcción del parque de atracciones de Montjuïc, el parque durante los años de funcionamiento y su cierre, en la Barcelona post-olímpica, que implicó su desmantelamiento y la remodelación de la zona en los Jardines Joan Brossa.
El parque de atracciones de Montjuïc se convirtió en un lugar emblemático de Barcelona, que marcó toda una época en la vida social de la ciudad. Ideado por el alcalde José María de Porcioles a mediados de los años sesenta, el parque fue uno de los proyectos de transformación de la ciudad que se impulsaron desde el consistorio franquista y que formó parte de una operación propagandística que buscaba ofrecer una imagen más moderna del régimen.
La inauguración del parque de atracciones fue un acontecimiento ciudadano de tal envergadura que su capacidad se vio limitada ante la avalancha de gente que acudía. En el momento de su apertura, el parque ofrecía más de 40 atracciones que se fueron renovando y sustituyendo. La oferta estaba dirigida a todos los públicos y todas las edades: los caballitos, camas elásticas o platillos volantes para los más pequeños convivían con atracciones para los adultos, como la nória que formaba parte del logotipo del parque, los autos de choque o las montañas rusas como el Loco Ratón o el Vikingo y el Boomerang incorporados los últimos años.