La exposición «VIVIR EN MONTJUÏC. Memorias de un barraquismo olvidado», comisariada por Oriol Granados, Francesc Banús i Rafel Usero, recoge el testimonio de antiguos barraquistas de Montjuïc. Va acompañada de fotografías, donde se muestra la realidad de las personas que llegaban a Barcelona, procedentes de distintos lugares del Estado español, en busca de unas mejores condiciones de vida y que se instalaron en barracas en la montaña de Montjuïc. A partir de la memoria colectiva de los antiguos barraquistas, la exposición destaca el valor de la historia y el papel que desempeñó el barraquismo en la Barcelona de la posguerra, y, en concreto, la realidad de los barrios de barracas situados en la montaña de Montjuïc.
Muchos de los recién llegados eligieron la montaña de Montjuïc como una solución transitoria. Barcelona era una ciudad en constante transformación en la que no faltaba el trabajo ni las oportunidades, pero donde no había suficientes viviendas para hacer frente a la oleada migratoria del siglo xx. En este contexto, la práctica del barraquismo se extendió por toda la ciudad. Era una alternativa a los pisos, donde los trabajadores con pocos recursos vivían en malas condiciones y se veían obligados a compartir con numerosas familias. Mientras esperaban prosperar y acceder a una vivienda normalizada, optaron por alquilar o comprar terrenos a los hortelanos de Montjuïc. Fue así como lograron construir sus barracas, aprovechando las antiguas casetas de herramientas o levantando unas nuevas.
