La figura de Cermeño es paradigma del auge del papel del ingeniero militar vinculado al diseño y a la transformación urbanística de los grandes centros del país a lo largo del siglo XVIII. Barcelona fue ejemplo de ello gracias al ingeniero real Próspero de Verboom, quien edificó la Ciutadella realizada por Cermeño, derribó buena parte del barrio de la Ribera y contribuyó a la creación de la Barceloneta, por ejemplo.
Más allá del Castillo de Montjuïc, Cermeño se dedicó a seguir y perfeccionar el sistema de fortificaciones en estrella ideado per el ingeniero francés Sébastien Le Preste (1633-1707), señor de Vauban. Su proyecto más ambicioso, siguiendo esta línea, fue el diseño y la construcción del Castillo de San Fernando, en Figueras, considerado uno de los mejores ejemplos de fortificación con baluartes de Europa y del mundo, gracias a sus dimensiones y a la calidad de su fabricación.
El Castillo de Montjuïc fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) en 1988.