Centre Cívic Can Felipa

La fábrica del arte
La industrialización iniciada en el siglo xix trajo a esta zona del Poblenou una fábrica textil que sería el embrión de una empresa que, durante el siguiente siglo, fue muy popular en el barrio: la CATEX. El cierre de la fábrica y las reivindicaciones de los vecinos convirtieron lo que ya se conocía con el nombre de Can Felipa en un equipamiento deportivo y en el actual Centro Cívico. Hoy, Can Felipa acoge una intensa actividad escénica y se ha convertido en un centro de referencia para las artes visuales emergentes de toda la ciudad.
 
La fábrica de Barcelona
A mediados del siglo xix, el antiguo municipio de Sant Martí de Provençals vio cambiar el paisaje de campos de cultivo por las chimeneas de las fábricas, hasta el punto de que se lo terminó conociendo como «el Mánchester catalán» o «la fábrica de Barcelona».
Una de estas fábricas se dedicaba al blanqueo de tejidos y estaba instalada donde hoy se encuentra el Centro Cívico. Era conocida como Can Felipa por el nombre de su propietario: Felip Ferrando.
El negocio se amplió en 1867 y 1876, pero después lo absorbió una empresa vecina dedicada también al blanqueo y acabados de algodón, que era propiedad del industrial Josep Vilà i Soler.
 
Nace la CATEX
Al morir Vilà en 1906, la empresa pasó a llamarse Viuda e Hijos de J. Vilà, e incorporó nuevas secciones para controlar todo el proceso de producción de tejidos de algodón. Los propietarios de la compañía, que abrieron otras fábricas en otros barrios y localidades, acabaron creando la Central de Acabados Textiles (CATEX), ¡en la que se dice que trabajó el famoso sindicalista y revolucionario anarquista Buenaventura Durruti!
En 1955, los propietarios de la CATEX ampliaron las instalaciones de Can Felipa, ampliación que dio lugar al edificio diseñado por el ingeniero industrial Benet Puig i Russinyol situado en el emplazamiento actual del Centro Cívico.
 
¡CATEX para el barrio!
Sin embargo, con la llegada de la crisis de los años setenta, en la CATEX se sucedieron los despidos de trabajadores y las protestas laborales. La fábrica terminó cerrando en 1978 y la empresa tuvo que presentar un concurso de acreedores en 1981.
Recién cerrada la fábrica, la Associació de Veïns del Poblenou empezó a reclamar que el edificio se destinara a equipamientos públicos. Y, en 1981, la campaña de los vecinos se intensificó: corría la noticia de que los propietarios querían aprovechar el solar para construir viviendas.
«¡CATEX para el barrio!», decían los carteles de la campaña puesta en marcha por los vecinos en 1984, que consiguió que el edificio más noble de la fábrica y una hectárea de los terrenos que la rodeaban fuesen cedidos al Ayuntamiento para construir un Centro Cívico y una piscina.
 
Un palacete francés
En el año 1986, finalmente, empezaron las obras, según el proyecto del arquitecto Josep Lluís Mateo, con quien colaboraron el también arquitecto Antonio Montes y los aparejadores Jordi Lleal y Francesc Rodós.
Del conjunto de la fábrica, quedaría el edificio principal, al que se añadieron un anexo, alto y estrecho, donde están la recepción y la comunicación vertical entre las plantas, y el edificio posterior, donde se encuentra la piscina cubierta.
En 1989, se inauguró la piscina y, en 1991, el Centro Cívico. La estructura del edificio y los colores empleados para pintarlo hacen que parezca más un palacete francés que un edificio industrial.
 
Artes escénicas y visuales
Aunque se organizan todo tipo de talleres, actividades familiares, conciertos y charlas, las artes escénicas y visuales son dos de los puntos fuertes del Centro Cívico Can Felipa.
El programa de artes escénicas del centro da apoyo a nuevos creadores con los ciclos Escena Familiar, Escena Contemporània y El meu veí fa performances (Mi vecino hace performances).
El programa de artes visuales está especialmente vinculado a la sala de exposiciones del centro y se ha convertido en un punto de referencia para la escena artística emergente de la ciudad.