Centre Cultural la Farinera del Clot

Un centro cultural con memoria histórica
Una fábrica de harinas que funcionó casi hasta el final del siglo xx fue cuidadosamente rehabilitada en el marco de la campaña «Barcelona, posa’t guapa» (Barcelona, ponte guapa) para acoger el Centro Cultural La Farinera del Clot. Hoy es un ejemplo de arquitectura industrial que alberga muchas actividades, especialmente musicales y relacionadas con las artes escénicas, y que, mientras forma y estimula a los talentos del futuro, no deja en ningún momento de recordar su pasado.
 
Textiles, fábricas de ladrillos y... ¡harina!
Una línea de ferrocarril que cruzaba el territorio, un puerto cercano... con facilidades como estas, el antiguo municipio de Sant Martí de Provençals empezó a llenarse de fábricas durante la segunda mitad del siglo xix.
Primero fueron muchas industrias textiles, pero después llegaron las fábricas de ladrillos, que producían material para la construcción, destinado a la creación de nuevas fábricas. Al final, también comenzaron a instalarse industrias alimentarias como La Farinera del Clot, también conocida como Farinera de Sant Jaume.
 
La fábrica de pisos
La empresa nació en Barcelona en 1892, cuando Andreu Gallarda i Campañà fundó la Casa Harinera de San Jaime, SA. Ocho años más tarde, edificaba en el Clot unos depósitos que abastecían a una fábrica situada fuera de la ciudad. En el año 1908, finalmente, el arquitecto Josep Pericas i Morros creó para Gallarda el actual edificio de La Farinera del Clot.
Superados los molinos tradicionales, la nueva construcción seguía un modelo arquitectónico con una estructura de pisos (la llamada «fábrica de pisos») que permitía adaptar el sistema productivo a los métodos más modernos del momento.
Pastas alimenticias, harina, sémolas... La industria cambió de propietario, pero siguió produciendo los mismos productos durante toda su existencia como harinera.
 
Los vecinos reclaman
En el año 1977, la Associació de Veïns del Clot i Camp de l’Arpa ya pedía la conversión de la fábrica en equipamiento público, una reivindicación que consiguió rápidamente el apoyo de otras entidades del barrio.
Oromas, SA, fue la última propietaria de la fábrica, que suspendió definitivamente la producción en el año 1991.
Después del cierre, el Ayuntamiento empezó las gestiones para adquirir el edificio. En aquel momento, ya funcionaba un primer ateneo popular en unas dependencias provisionales en la plaza de Valentí Almirall, donde está la sede del Distrito de Sant Martí.
 
Farinera, ponte guapa
Finalmente, en 1995, el edificio de La Farinera pasó a manos del Ayuntamiento de Barcelona, que encargó la rehabilitación a los arquitectos Carles Sanfeliu y Josie Abascal dentro de la campaña «Barcelona, posa’t guapa».
Al edificio preexistente se añadieron unas estructuras realizadas con materiales modernos, todo un símbolo de la coexistencia entre pasado y futuro en un mismo conjunto.
Finalmente, la inauguración tuvo lugar el 8 de mayo de 1999, con un concierto de un hijo del barrio: el popular rockero José María Sanz, Loquillo, y su banda, Los Trogloditas.
 
Memoria histórica
El proyecto de rehabilitación recibió en el año 2000 el premio Bonaplata a la mejor restauración de edificio industrial que otorga la Associació del Museu de la Ciència i de la Tècnica i de l’Arqueologia Industrial de Catalunya.
Desde 2004, el Centro Cultural La Farinera del Clot está gestionado por la Federació d’Entitats del Clot-Camp de l’Arpa mediante la fórmula de la gestión cívica.
El centro tiene una programación especialmente centrada en la promoción y difusión de las artes escénicas, la música y las artes plásticas. También dedica una atención especial a la promoción de la vida asociativa y la cultura popular, así como a la recuperación de la memoria histórica, tanto del edificio como del barrio.