Comercio

Restaurante con terraza ajardinada, situado en una villa modernista que habla de la época en la que se levantaron espectaculares segundas residencias en Sarrià para la gente con alto poder adquisitivo de Barcelona. Hoy, con interior reformado, un espacio encantador para comer como la glorieta, un gastrobar de nombre La Jacaranda y dos reservados, deviene un oasis con gastronomía cuidada. El chef revisa recetas tradicionales –caso de la carrillera de ternera a baja temperatura con ravioli de ceps–, y apuesta por la cocina mediterránea de mercado con matices viajeros: crema de calabaza violín con un toque de jengibre y kale crujiente, tartar de salmón con aguacate, mango y mayonesa de yuzu y wasabi... Carta, sugerencias del día y menú. Y por la noche después de cenar, lo suyo es tomarse unos cócteles. Abre de lunes a domingo.