Barcelona fija los criterios que ha de tener un patio naturalizado, coeducativo y comunitario

El Ayuntamiento de Barcelona, a través del Consorcio de Educación de Barcelona (CEB) y del Consejo Educativo Municipal de Barcelona (CEMB), ha iniciado este curso el proyecto ‘Transformamos los patios’. Desplegado dentro el Plan del juego en el espacio público para avanzar hacia una ciudad jugable, el proyecto tiene el objetivo de transformar los patios de las escuelas para que sean espacios de aprendizajes vitales, de bienestar y de relaciones equitativas para los niños y niñas y toda la comunidad, reconociéndolos como un espacio de juego por excelencia.

El hito marcado es que en el 2030 todos los patios de infantil y primaria de las escuelas públicas de la ciudad de Barcelona sean coeducativos, verdes y comunitarios en los espacios y las dinámicas. Precisamente para alcanzar estos atributos, se han definido seis criterios presentados a través de una infografía que servirá de material para las escuelas y las ayudará a establecer un marco a partir del cual podrán acotar sus propios retos para la transformación de su patio.

Éstos seis criterios son los siguientes:

1. El patio tiene que ser un espacio valioso de aprendizaje, coeducación y convivencia dentro de la escuela, integrado en el proyecto educativo de centro, con equidad de género en el juego, favoreciendo la gestión positiva de los conflictos, la inclusión y buena convivencia entre niños y niñas de diferentes capacidades, generaciones, edades y orígenes. Además, tiene que buscar hacer corresponsables a los niños y niñas en la toma de decisiones y en el mantenimiento y cuidado del patio.

2. El patio tiene que ofrecer diversidad de ambientes y actividades lúdicas, creativas y con retos, con espacios para el juego activo, semiactivo y tranquilo. También se tiene que poder encontrar espacios y materiales atractivos, estimulantes y con retos para todas las edades y capacidades, estimulando el juego autónomo y diverso sin dirigirlo.

3. El patio tiene que garantizar el contacto con la naturaleza, con el verde, la tierra y el agua: tiene que tener más espacios por la tierra y la arena que para el cemento, ofrecer contacto con la vegetación ya sea con árboles, cubiertas ajardinadas, jardines verticales, jardines comestibles y de olores, o bien jardineras y huertos. Tiene que haber presencia de agua, no sólo para beber, sino también para jugar y experimentar, y las estructuras de juego que haya tienen que estar hechas con elementos naturales

4. El patio tiene que ser confortable, funcional y conectado con el entorno: tiene que tener sombra en el verano y espacios soleados en invierno, y tiene que tener fuente, bancos y papeleras, entre otros. También tiene que permitir una buena circulación entre el patio y las aulas y, siempre que sea posible, disponer de un acceso a los lavabos sin tener que entrar al edificio de la escuela para facilitar la logística cuando el patio se abra al barrio fuera del horario escolar.

5. El patio tiene que tener una distribución equilibrada de los espacios donde todos los juegos y actividades tengan espacios de calidad y con perspectiva de género, para que convivan actividades con diferentes niveles de movimiento e intensidad. Tiene que poder combinar estructuras fijas y material lúdico móvil y garantizar la accesibilidad -tanto física como comunicativa- para todos los niños y niñas, también los que tienen diversidad funcional, sea del tipo que sea.

6. El patio tiene que ofrecer usos diversos para toda la comunidad y el vecindario: además de ser un espacio de juego libre por excelencia, tiene que ser versátil para muchas actividades como la educación física, aula al aire libre, deporte extraescolar, fiestas, etc. Con el fin de favorecer la vida comunitaria y compartir los beneficios de un buen patio con todos los vecinos y vecinas, tiene que estar abierto al barrio tanto por las tardes como los fines de semana.

La elaboración de los criterios se ha hecho en el marco de una comisión técnica transversal del Ayuntamiento con el Consorcio de Educación y el apoyo del Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona. Para su definición, se ha llevado a cabo una revisión documental de las principales publicaciones que hay en el ámbito catalán sobre procesos de transformación de patios escolares y de programas de otros ayuntamientos tanto nacionales como internacionales. Posteriormente, esta revisión se ha contrastado con las aportaciones de una cuarentena de personas y entidades expertas en el mundo de la educación, la arquitectura, el juego, el verde, el deporte, la accesibilidad, la perspectiva de género, la acción comunitaria y la salud.

Estos seis criterios son los que guiarán las propuestas de los 12 centros con los que se está trabajando a lo largo del 2021 en el marco del proceso participativo con la comunidad educativa “Transformamos los patios”. Cada centro ha constituido un grupo motor en lo que participa toda la comunidad educativa.

Después de cerrar la primera fase, que tenía un cariz más bien informativo, esta semana se ha iniciado la segunda fase del proceso participativo, en la que el conjunto de la comunidad de cada centro (niños, niñas, asociaciones de familias y equipo docente) elaborarán las propuestas de transformación de sus patios con un equipo de apoyo. El proceso participativo continuará con sesiones con arquitectos para analizar la viabilidad. El propósito es que durante el próximo verano se ejecuten las mejoras en los respectivos patios.

Las 12 escuelas participantes en el proyecto de este curso son la Escuela Parque Ciutadella, la Escuela Auró, la Escuela Ramon Llull, la Escuela Estel, la Escuela Bogatell, la Escuela Tàber, la Escuela Francesc Macià, la Escuela Duran i Bas, la Escuela Pau Casals, la Escuela de les Aigües, la Escuela Palma de Mallorca y la Escuela Milà i Fontanals. El curso 2021/2022 se prevé dar continuidad al proyecto “Transformamos los patios”, con la participación de 12 nuevas escuelas seleccionadas a partir de la Convocatoria Unificada de Programas del Consorcio de Educación de Barcelona.

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