Las desigualdades educativas y la acción de la escuela para reducirlas fue el foco de la tercera y última sesión del ciclo de debates “En clave de educación: educar en un mundo en transformación”. El auditorio del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) fue el escenario, el martes 7 de marzo, del coloquio del pedagogo francés Philippe Meirieu, conducido por la politóloga Sheila González. Este acto fue el que reunió un mayor número de asistentes del ciclo, atraídos por el hecho de escuchar a Meirieu, uno de los pedagogos europeos más relevantes en la actualidad.
El diálogo empezó enmarcando los tipos de alumnos y los ejes de desigualdad. Sheila González enumeró las desigualdades de género, de procedencia y de clase social como los principales elementos que marcan a una persona durante su etapa educativa. Además, apuntó cómo las mochilas del alumnado, cuando llegan a la escuela, son muy desiguales según el capital cultural de su entorno o por las situaciones de vulnerabilidad vividas.
A continuación, Philippe Meirieu desgranó cómo la escuela a menudo legitima las desigualdades y diferencias del alumnado. Según el pedagogo, en los centros educativos se convierte a la víctima de la desigualdad en la culpable de su fracaso escolar y el objetivo educativo es sustituido por requisitos de comportamiento. Los estereotipos de género y la identificación de las personas con lo que hacen mal también contribuyen a convertir las desigualdades iniciales del alumno en desigualdades educativas.
Para combatir las desigualdades desde la escuela, Meirieu afirmó que hay que combinar a la vez el “derecho a la diferencia” y el “derecho a la similitud”. Se trataría de dedicar más esfuerzos al alumnado con más dificultades pero sin estigmatizarlo, y, al mismo tiempo, practicar actividades inclusivas donde no se manifiesten estas diferencias.
En esta superación de las desigualdades, expuso la importancia de la pedagogía para contribuir a la emancipación del alumnado. En palabras de Meirieu, “la educación tiene que dar los medios a cada uno para crear su propio futuro”. “Por eso, hay que estimular el deseo de aprender y cuestionar las clasificaciones que las instituciones educativas utilizan permanentemente”, explicó.
La misión de la escuela con respecto a las desigualdades sería articular las contingencias de origen con esta voluntad emancipadora. Para el pedagogo francés no se puede caer en el determinismo social y es necesario que las educadoras asuman estas desigualdades, pero impulsando al alumnado a buscar aquello en lo que quieren convertirse como individuos.
Más allá de la educación, Meirieu esgrimió la necesidad de que la sociedad trabaje en su conjunto para alcanzar esta equidad. En primer lugar, pidió luchar con urgencia contra las desigualdades económicas y sociales de origen. También pidió un cambio de mentalidad en materia educativa y superar el concepto de igualdad de oportunidades con el de igualdad de derechos. Además, destacó la importancia de acompañar a padres y madres en la educación de sus hijos como una política educativa más, así como movilizar a los medios de comunicación para fomentar la responsabilidad hacia la educación.
Con este acto concluyó este ciclo de debates organizado por el Consejo Educativo Municipal de Barcelona (CEMB) y el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la UAB, con la colaboración del CCCB. En los dos coloquios anteriores se puso el foco en la educación como vía emancipadora para hacer frente al cambio climático, y también se reflexionó sobre los derechos digitales y la soberanía tecnológica.
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