Es especialista en astrodinámica y doctora en Matemática Aplicada por la Universidad de Barcelona (UB) desde el año 2009, donde estudió la dinámica y control orbital de las velas solares en el sistema Terra-Sol. Actualmente, trabaja en el centro de vuelo en el NASA Goddard Space Flight Centre con el equipo de dinámica de vuelo y diseño de misiones, en proyectos como los telescopios espaciales Space Weather Follow On (SWFO) y Nancy Grace Roman Space Telescope (RST). También formó parte de la tripulación Hypatia-I que realizó una misión simulada en la estación análoga en la Mars Desert Research Center y será la comandante Hypatia-II, en el mismo sitio. Aprovechamos esta nueva aventura y su participación en el acto institucional en el Saló de Cent durante el Día Internacional de las Matemáticas para hablar de su trayectoria, su implicación en la NASA y el presente y futuro del mundo espacial.
Ariadna, escogiste estudiar matemáticas. ¿Por qué? ¿Te han gustado desde siempre?
Las ciencias me han gustado siempre y las matemáticas tenían un componente abstracto que me llamó la atención desde el principio. Tuve la suerte de tener un muy buen profesor de matemáticas en bachillerato, y recuerdo pasarlo muy bien pensando cómo resolver los diferentes problemas en clase. Quizás sonará un poco friki, pero encontrar el punto de la intersección entre un plano y una recta era uno de mis retos preferidos. Leer el anunciado, desgranar qué información tenía, deducir el resto para poder aplicar aquella fórmula y encontrar ese punto, lo encontraba divertido. Decidí estudiar matemáticas porque quería saber más, quería entender de dónde salían esas fórmulas. Y ahora, mirado con perspectiva, era poco consciente de todo lo que estaba detrás del mundo de las matemáticas.
Trabajas en la NASA como matemática, ¿era tu sueño?
Lo cierto es que sí, era un sueño. Una de esas cosas que sueñas, pero no eres demasiado consciente de cómo puedes hacerlas realidad. Hasta el punto de que, en algún momento, dejas de dar pasos en esa dirección, al menos de forma consciente.
¿Cuál ha sido el camino para conseguirlo?
Siempre me ha fascinado la exploración espacial y cuando terminé la carrera de matemáticas quería estudiar algo relacionado. Empecé el doctorado en sistemas dinámicos y astrodinámica, ramas de las matemáticas que nos ayudan a estudiar cómo se comporta un satélite en el espacio. Esto me permitió ir conociendo a gente en el sector aeroespacial e ir descubriendo cómo podía ir haciendo pequeñas contribuciones. En ese momento, si alguna persona de la NASA o la ESA leía alguno de mis artículos ya era feliz.
¿Y cómo diste el salto definitivo?
En un momento de mi carrera científica, mientras esperaba una resolución de una plaza como profesora lectora en la Universidad de Barcelona, fui a realizar una estancia de cuatro meses en el Goddard Space Flight Center de la NASA, y eso cambió mi vida por completo. La estancia fue muy bien y tenía la intención de crear un vínculo colaborativo con ellos desde la Universidad. Desgraciadamente, no logré la plaza de lectora, pero desde la NASA me ofrecieron volver durante siete meses más para terminar el proyecto que había empezado ese verano. Aquellos siete meses se acabaron convirtiendo en seis años en los que he ido colaborando con ellos en distintos proyectos.
¿En qué consiste tu trabajo allí?
Actualmente, formo parte del equipo de dinámicas de vuelo del Goddard Space Flight Center, y estoy trabajando en dos misiones espaciales, el Roman Space Telescope y el Space Weather Follow On. Mi trabajo consiste en diseñar las trayectorias y maniobras que estos telescopios espaciales deben seguir para llevar a cabo una misión. Dicho de otro modo, diseño el camino que deben seguir por el espacio y valoro cada cuando deben encenderse y apagarse sus motores para llegar a nuestro destino de manera óptima, minimizando al máximo el consumo de combustible para de modo que la misión pueda durar el máximo de años posibles
¿De qué forma se pueden aplicar los conocimientos matemáticos en las misiones espaciales?
De muchas formas. Realmente las matemáticas son una de las herramientas que más utilizamos para resolver los problemas que surgen en una misión espacial. Por poner algunos ejemplos: encontrar la trayectoria óptima entre dos puntos, calcular la maniobra necesaria para mantener un satélite en órbita, reincorporar un satélite en la Tierra, calcular el número mínimo de satélites en una órbita para tener cobertura de 24 horas de una zona…
Participaste en el acto institucional en el Saló de Cent durante el Día Internacional de las Matemáticas. ¿Qué representó para ti ser elegida como ponente en esa fecha señalada?
Fue todo un honor ser escogida como ponente por un acto como este. Tuve la oportunidad de dirigirme a toda la comunidad matemática de Cataluña. Entre las personas asistentes se encontraban antiguos compañeros de departamento o profesores que había tenido en la carrera. Poder explicar mi trayectoria, el impacto que han tenido las matemáticas en mi vida profesional, el proyecto Hypatia y todo lo que ha significado para mí, fue fantástico. Siempre me hace mucha ilusión cuando me contactan para hablar de matemáticas y que sea la Sociedad Catalana de Matemáticas quien te lo pide, es un plus.
Has sido una de las mujeres tripulantes de la misión Hypatia I, una misión análoga en el Mars Desert Research Station. ¿Cómo viviste la experiencia?
Fue una experiencia inolvidable que nos marcó a todas. Los días en la estación fueron un regalo y seguramente será lo más cerca que estaré de ser astronauta. Fueron días muy intensos en los que todo pasaba muy rápido. Teníamos unas rutinas diarias de mantenimiento de la estación, experimentos científicos, salidas extravehiculares, reports en el centro de control en la Tierra, sin dejar de lado nuestras necesidades básicas de comer y dormir, por supuesto.
¿Qué hacías como matemática en la estación?
Cada una de nosotras llevaba un proyecto científico distinto. En mi caso, me centré en temas de navegación, en cómo podríamos montar un GPS marciano low cost que nos permitiera orientarnos por el sol marciano de forma segura. El proyecto también tenía una vertiente educativa que nos hacía reflexionar sobre qué herramientas tenemos para orientarnos y cómo éstas han ido evolucionando con el tiempo. Ahora estamos muy acostumbradas a utilizar Google Maps, pero no siempre ha sido el caso. ¿Qué haríamos si no dispusiéramos de estos dispositivos?
De todas formas, hay que entender que como tripulante de una misión espacial, nuestro rol era múltiple, puesto que debíamos asegurarnos del correcto funcionamiento de la estación. En mi caso era la oficial de seguridad y salud de la tripulación.
Por mucho que fuera una simulación, ¿tenías la sensación de que estabas en un entorno marciano? ¿Cómo eran allí las situaciones cotidianas?
La verdad es que sí. Una vez estás dentro de la estación y miras por la ventana, tienes la sensación de estar en Marte. El hecho de salir al exterior con el traje de astronauta le da mucho realismo. Durante las salidas extravehiculares llevábamos una radio y teníamos que ir hablando con la gente de la base constantemente para informar de la situación por si surgía cualquier percance. Durante el día, cada una de nosotros se centraba en sus experimentos científicos y nos dispersábamos por las distintas zonas de la base. Al mediodía y noche nos sentábamos en la mesa y compartíamos nuestras vivencias mientras comíamos comida deshidratada, que era una de las únicas cosas que podíamos cocinar.
Serás la comandante de la nueva edición, el Hypatia II. ¿Qué cambios supone este nuevo rol? ¿Irás a hacer lo mismo que en la última edición?
Como comandante seré la encargada de coordinar a la tripulación. Es todo un cambio respecto a lo que hice en la última expedición. Este nuevo rol me permitirá explorar mis dotes de liderazgo. Hypatia II será también una misión análoga de una tripulación íntegramente femenina, multidisciplinar e intergeneracional. Pero los proyectos científicos que llevamos serán distintos. Este año, por ejemplo, incorporamos una geóloga y dos ingenieras aeroespaciales. Trataremos de dar continuidad algunos de los proyectos que hicimos en la primera misión y abriremos nuevas líneas de investigación.
En el supuesto de poder ir al espacio de verdad, ¿irías?
¡Claro que sí! Es uno de mis sueños. Si me llamaran para subir a la próxima sonda que va a la estación espacial internacional o para ir a la Luna, creo que diría que sí sin dudarlo. Lo que más me preocuparía sería las implicaciones que ese viaje podría tener en mi cuerpo. Por ejemplo, el hecho de estar un período de tiempo largo en microgravedad tiene implicaciones en nuestros huesos y músculos. Pero me fascina el hecho de poder ver la Tierra desde fuera y estoy segura de que sería otra aventura inolvidable, así como lo fue Hypatia.
¿Qué le dirías a una niña para que se anime a estudiar matemáticas y para que pueda cruzar las barreras con las que se encuentre de mayor?
Les diría que es una carrera muy bonita, que la disfruten al máximo. Seguro que habrá momentos duros en los que no va a entender nada, pero que es normal y nos ha pasado a todas. En estos momentos, simplemente debes ser paciente, no tener miedo a preguntar y seguir intentándolo. No dejar que esa frustración inicial te frene. A lo largo la vida siempre nos encontraremos barreras, pero si paras y las miras con calma, encuentras la forma de saltar por encima y seguir el camino.
Sorprende que en esta expedición participen de forma íntegra científicas catalanas, ¿cómo ves el sector en el país?
No debería sorprendernos. En Cataluña tenemos gran talento y hay mujeres excepcionales en diferentes campos STEM que realizan grandes aportaciones.
Así pues, ¿crees que existe una red con potencial en Cataluña en cuanto a las misiones espaciales?
El sector aeroespacial en Cataluña está creciendo. Tenemos poca tradición en este sector y seguramente, por este motivo, en el pasado muchos de nosotros hemos tenido que irnos fuera para trabajar en el sector. Pero esto está cambiando. Veo que las administraciones están haciendo muchos esfuerzos por potenciar el sector new space y crear un ecosistema que pueda atraer el talento con la creación de startups. Tengo muchas esperanzas y ganas de ver cómo evoluciona.
Como matemática relacionada con el mundo espacial, ¿cuáles son tus objetivos de futuro?
Ahora mismo mi futuro inmediato es ver despegar las dos misiones en las que estoy trabajando. Una está planeada por mediados de 2025 y la otra para 2026. He participado activamente en las dos misiones en el diseño de la trayectoria y las maniobras necesarias para llevar a cabo los objetivos de la misión y estaré expectante de ver cómo todo pasa del papel al espacio.
¿Cómo ves el futuro espacial?
Creo que en los próximos años serán muy activos. Mis padres vivieron la carrera especial de primera mano. Durante los años 60 el hombre llegó a la Luna por primera vez. Desde entonces hemos avanzado muchísimo y hemos enviado sondas a visitar casi todos los planetas del sistema solar, pero creo que el público general no siempre es consciente de lo que esto implica.
Ahora bien, durante los próximos años veremos a la primera mujer poniendo un pie en la Luna, la creación de una estación espacial a su alrededor y misiones que seguro volverán a captar el interés del público. Tenemos telescopios potentísimos haciendo observaciones, como James Webb, que seguro que nos harán replantear algunas teorías sobre el Universo. Sin olvidarnos del sector privado con Space-X y Blue Origin que quieren hacer del espacio un sitio “accesible para todo el mundo”. Creo que oiremos mucho a hablar sobre el espacio y su accesibilidad y que, como sociedad, debemos plantearnos qué queremos ir a hacer al espacio realmente.