Empresaria y defensora del derecho a la educación, en su fábrica de algodón instaló un servicio de atención a los niños y una biblioteca, donde muchas mujeres trabajadoras aprendieron a leer y escribir. Heredera de un complejo industrial, empezó a dirigirlo en 1910, con solo 22 años, aunque oficialmente el cargo era de su marido —en esa época una mujer no podía dirigir una empresa—. Con una plantilla de 1.200 personas, formada principalmente por mujeres, abogó por mejorar sus condiciones laborales con servicios que favorecieran su educación e hicieran posible la conciliación familiar, en una época en que el cuidado de los niños era responsabilidad exclusiva de las mujeres. La biblioteca, el economato, la enfermería y el espacio de atención a los niños no solo supusieron un avance para las trabajadoras, sino que también significaron un reconocimiento de la tarea de los cuidados y una oportunidad para los niños de crecer en un entorno que no estuviera marcado por la precariedad. En 1926, con la muerte de su marido, asumió oficialmente la dirección de sus empresas, que lideró durante décadas. La parada Torrassa está cerca de la antigua fábrica y actual Centro de Arte Tecla Sala, en la avenida de Josep Tarradellas i Joan, 44, de L’Hospitalet de Llobregat.
Empresaria y defensora del derecho a la educación. En su fábrica de algodón instaló un servicio de atención a los niños y una biblioteca, donde muchas mujeres trabajadoras aprendieron a leer y escribir.