La vida urbana comporta muchas cosas positivas, como son el progreso, las relaciones sociales de valor o el refuerzo y el empoderamiento del individuo. Al mismo tiempo, puede generar también aspectos negativos, como son la ausencia de relaciones sólidas y profundas, y la falta de confianza en los demás.
Las relaciones líquidas, junto con el diseño urbanístico de las grandes ciudades, la tendencia de la sociedad hacia el individualismo, las nuevas tecnologías y las desigualdades económicas, culturales y sociales, han generado la aparición de diferentes soledades urbanas.
Durante muchos años, el modelo de organización social ha tendido a dar respuesta a la soledad desde un punto de vista médico e individual, aunque el problema es del conjunto de la sociedad.