"Se ha consensuado una estrategia de ciudad para conseguir un sistema alimentario más saludable y sostenible"

Hablamos con Amaranta Herrero, coordinadora de la Estrategia de Alimentación Sostenible Barcelona 2030.

Entrevista a l'Amaranta Herrero
28/11/2022 - 13:13 h - Ayuntamiento Ajuntament de Barcelona

Desde el pasado mes de enero, el Ayuntamiento de Barcelona, en colaboración con el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB), ha estado trabajando en la Estrategia de Alimentación Saludable y Sostenible Barcelona 2030, la hoja de ruta a seguir para conseguir un sistema alimentario más sostenible en la ciudad durante los próximos 8 años. Para saber más sobre este documento, cómo ha sido el proceso, o cuál será su continuidad, hablamos con Amaranta Herrero, socióloga, ingeniera agrícola y una de las responsables de poner la alimentación sostenible en la agenda política de Barcelona.

¿Por qué Barcelona necesitaba elaborar una estrategia de alimentación saludable y sostenible?

El sistema alimentario dominante es un sistema agroindustrial, intensivo y globalizado que conlleva muchos problemas sociales y ecológicos. Cada vez es más evidente la necesidad de cambiarlo y las ciudades, que consumen más del 70% de los alimentos producidos en el mundo y concentran a más de la mitad de la población mundial, tienen un papel clave. Barcelona, con esta estrategia alimentación saludable y sostenible, dibuja su hoja de ruta de los próximos 8 años para transformar el sistema alimentario de la ciudad.

¿Qué encontraremos en esta hoja de ruta?

La estrategia aglutina a decenas de proyectos de la ciudad que ya existen y que ya trabajan en una dirección transformadora, y sobre todo permite sumar acciones necesarias para el futuro con una proyección temporal, que pueden ser un círculo virtuoso de transformación.
De ahí, que en este documento encontremos una descripción de los 9 objetivos que se han consensuado, las 54 líneas de trabajo y las 265 actuaciones que se han identificado. También, una descripción del marco de implementación y unos propósitos cuantitativos que nos gustaría llegar para el 2030.

¿Cómo ha sido el proceso de elaboración?

Ha sido un proceso participativo muy amplio. En total, han participado más de mil personas y un centenar de entidades. Se han organizado 23 sesiones de trabajo y también una consulta ciudadana online que recogió 834 aportaciones. Y otro dato importante que evidencia un fuerte componente de género en el proceso de elaboración: el 77% de las participantes han sido mujeres.

La alta participación de mujeres en el proceso llama la atención. ¿Por qué crees que ha sido así?

Pienso que tiene que ver con que la alimentación es muy de la vida cotidiana y de los cuidados, y mucha de la gestión alimentaria la han hecho y la hacen todavía mayoritariamente las mujeres. La relación entre la comida y las mujeres ha estado muy marcada y muy construida por el rol que han tenido las mujeres en todo lo que es la planificación, el abastecimiento, la cocina… También, al revés. La alimentación ha tenido mucho peso a la hora de dar forma a la identidad de las mujeres. Además, el área de vínculo entre alimentación y salud también está muy feminizada.

Y en cuanto a la representatividad, ¿cómo se ha logrado que sea tan amplia?

Para conseguirlo se eligieron agentes de la quíntuple hélice alimentaria, con representantes de la administración pública, la empresa privada, la sociedad civil organizada, el mundo científico y los medios de comunicación. También, representantes de toda la cadena alimentaria, desde el sector de la distribución, el comercial, consumidoras, entidades que trabajan en la gestión de residuos, etc. Y finalmente también, representantes de los distintos ámbitos relacionados con la alimentación como son la salud, la cultura, la economía, los derechos sociales o la ecología. El objetivo era tener esa triangulación de agentes.

¿Y partir de ahora cómo seguir trabajando?

Ahora tenemos este documento coproducido que es una estrategia de ciudad, no una estrategia del Ayuntamiento de Barcelona, que será utilizable por la multiplicidad de agentes de la ciudad que trabajan en temas de alimentación sostenible.

¿Cómo se dará continuidad a la estrategia?

Se creará una estructura de gobernanza, un espacio participativo, que es el acuerdo de ciudad, que velará por el seguimiento y el cumplimiento de la estrategia. De hecho, uno de los aspectos más destacables de esta estrategia es precisamente eso, que generará un órgano de participación reglado, un espacio formal de representación en la ciudad.

En cuanto a los propósitos a alcanzar en el año 2030. ¿Qué destacarías?

Todas las propuestas están muy en línea con lo que están haciendo otras ciudades comprometidas. De todas formas, desde el punto de vista del gobierno municipal, cabe destacar un propósito que cae plenamente en el tejado del Ayuntamiento: alinear el 100% de la compra pública municipal con la alimentación sostenible. También es muy interesante que se haya puesto una cifra en la reducción de la huella de carbono de la alimentación en Barcelona. El compromiso es reducirla en un 15% respecto a los datos de 2021.

¿Y en lo que respecta al resto de propósitos?

Las competencias del Ayuntamiento no son suficientes para garantizar completamente el cumplimiento del resto de propósitos y es necesaria la implicación de otros actores. Por eso, es tan importante que sea un compromiso compartido y la creación de este acuerdo de ciudad.

¿Cuáles son los retos que tiene la ciudad para lograr el cambio del sistema alimentario?

El principal reto es la urgencia. En términos ecológicos, se acaba el tiempo para evitar puntos de no retorno en los sistemas climáticos. Por eso es necesario desencadenar transformaciones rápidas y efectivas que afecten mucho a un ámbito tan cotidiano como es la alimentación y dar respuesta a las diferentes problemáticas que existen tanto ecológicas, como sociales o, incluso, de poder.

¿Cómo te gustaría imaginar la Barcelona de 2030?

Me gustaría una ciudad que ha entendido que la alimentación es una clave virtuosa de cambios positivos. También, que lo más accesible, barato y la opción prioritaria, sea una alimentación sana, justa y sostenible. Quisiera una ciudad con un sistema alimentario que no genere emisiones, sino que ayude a enfriar el planeta, con consumos ecológicos y alimentos de proximidad, y encontrar comunidades con un tejido social vivo, que se articula a través de las prácticas alimentarias generando comunidades diversas y empoderadas.

¿La estrategia ayudará a hacer realidad esta Barcelona del futuro?

Creo que la estrategia aporta un relato sobre cuál es la problemática, la dirección a seguir y las prioridades a abordar. Y sí, definitivamente es un instrumento que puede ayudar mucho. Pero no tenemos que olvidar que serán necesarios todos los agentes para materializar las actuaciones y líneas de trabajo que se proponen. También puede ayudar porque puede servir de inspiración. El Ayuntamiento debe aterrizar esta estrategia en un plan de acción de los próximos dos años con actuaciones concretas. Pero también pueden hacerlo universidades, hospitales, empresas, instituciones y cualquier otro agente, que pueden tomarla como referencia y aterrizarla en sus respectivos ámbitos.

¿Este instrumento es el principal legado de la capitalidad de la alimentación sostenible de 2021?

Totalmente. Aunque no solo la estrategia, también los proyectos que se han puesto en marcha. Al final, la estrategia es un marco de comprensión de organización de este proceso de cambio.

Entrevista a l'Amaranta Herrero