Alimentación sostenible
La alimentación sostenible consiste en alimentar a toda la población de manera que beneficie a las personas, al planeta y a los territorios.
Para eso, hay que producir, transformar, vender, comprar y consumir alimentos creando prosperidad, promoviendo la justicia social, cuidando, conservando y regenerando nuestros recursos y ecosistemas y salvaguardando la capacidad de las generaciones futuras de alimentarse también de forma sostenible. La alimentación sostenible es:
Buena para las personas
porque garantiza que todo el mundo tenga acceso a la información, formación y recursos necesarios para producir, preparar, comprar y disfrutar de alimentos seguros, saludables, de calidad y sabrosos que nos permitan llevar una vida plena. Por eso, la alimentación sostenible es sensible a las necesidades de las personas más vulnerables.
Buena para los territorios
porque promueve economías locales y garantiza el bienestar de las personas trabajadoras en el sistema alimentario. La alimentación sostenible destaca las dietas y los conocimientos tradicionales y, al mismo tiempo, reconoce y celebra la diversidad de culturas que enriquecen nuestro territorio. Al mismo tiempo, genera relaciones positivas entre el medio urbano y el rural, y también entre el sur y el norte globales, estableciendo vínculos más justos entre territorios e impulsando modelos de ciudad más resilientes y solidarios.
Buena para el planeta
porque los alimentos se producen, transforman, distribuyen, vienen, compran y eliminan de manera que conservan y regeneran nuestros recursos limitados, como el agua o el suelo, y también nuestros ecosistemas. La alimentación sostenible contribuye a frenar la crisis climática, garantiza el bienestar de los animales (ganadería y fauna salvaje) y preserva y fomenta la biodiversidad del planeta.
Las ciudades juegan un rol primordial en la transformación del sistema alimentario. Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y estas son grandes centros de consumo alimentario. Dar respuesta a algunos de los retos del sistema alimentario significa incidir en todos los niveles que sean posibles, a pesar de su limitación competencial. Por eso, el Ayuntamiento ha creado la Sección de Políticas Alimentarias Urbanas y Consumo Responsable, incluida dentro de la Dirección de Servicios de Economía Social y Solidaria y Alimentación Sostenible del Ayuntamiento de Barcelona, dirigida por el Comisionado de Economía Social y Solidaria, Desarrollo Local y Política Alimentaria.
Objetivos
Para afrontar las emergencias sociales, climáticas y ecológicas con las que nos encontramos, y tal como ya han hecho muchas otras ciudades del mundo, el Ayuntamiento de Barcelona, junto con el Plan estratégico metropolitano de Barcelona (PEMB), ha impulsado un proceso para elaborar una estrategia de alimentación saludable y sostenible 2030, que sea la hoja de ruta compartida en políticas alimentarias en la ciudad para los próximos años.
La Estrategia de alimentación saludable y sostenible Barcelona 2030 quiere ser una estrategia de ciudad, es decir, una estrategia elaborada por y para todos los agentes del sistema alimentario que facilite el despliegue de políticas, proyectos y actuaciones compartidas por parte de todos estos agentes.
A la vez, quiere ser una estrategia con vocación transformadora, y que implique a los diversos agentes que quieren contribuir a la transformación del sistema alimentario para hacerlo más sano, justo y sostenible.