En términos generales, los niveles de contaminación del aire se han acercado a los de los años 2020 y 2021 (durante la pandemia y después), y la evolución anual confirma la tendencia de descenso del NO2 en los últimos años. En concreto, la población ha sido expuesta a una media de 26 μg/m3 de NO2 y 14 μg/m3 de PM2,5, y el distrito de L’Eixample sigue siendo el distrito con los valores más elevados.
Durante el año 2023, tanto el NO2 como las partículas PM10 y PM2,5 se han mantenido por debajo de los límites legales actuales fijados para la Unión Europea en todas las estaciones de la ciudad, pero continúan por encima de los niveles establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 10 y 5 μg/m3, respectivamente, y de los futuros valores europeos, de 20 y 10 μg/m3, a partir del 2030.
Según el Informe de evaluación de la calidad del aire de la ASPB, el impacto sobre la salud atribuible a la contaminación en el periodo 2020-2023 es un 32 % inferior al estimado en los años 2018-2019. A pesar de la mejora, este impacto negativo sobre la salud sigue siendo considerable: se le atribuyen en torno al 8 % de las muertes (el 13 % en el 2018-2019), el 36 % de los casos de asma infantil (el 51 % en el 2018-2109) y el 12 % de los nuevos casos de cáncer de pulmón cada año (el 17 % en el 2018-2019). Si Barcelona cumpliera los futuros límites legales, el impacto negativo de la contaminación en la salud de la población se reduciría un 38 % más.
Una de las recomendaciones más efectivas para seguir mejorando la calidad del aire y avanzar con respecto a la protección de la salud de la ciudadanía sería la reducción global del tráfico, ya que tiene más cobeneficios para la salud, por ejemplo, por la reducción del ruido, la reducción de lesiones de tráfico y los usos saludables de los espacios.
El Parlamento Europeo ha publicado, en el año 2024, el borrador para una nueva directiva de calidad del aire que reduce significativamente los límites legales para los principales contaminantes atmosféricos a partir del 2030, y los acerca a los valores guía de protección de la salud de la OMS. Según las conclusiones del informe de la ASPB, esta nueva normativa debe ser clave para seguir promoviendo la reducción de la contaminación del aire y supone un nuevo hito para la protección de la salud.