El equipo de la escuela se encarga de planificar los espacios y los materiales para promover la respuesta autónoma de los niños a sus necesidades fisiológicas y psicológicas. En nuestro proyecto educativo, partimos de un concepto de niño competente y por tanto, el adulto deja de ser el centro de la actividad del grupo y adquiere el papel de planificar el ambiente educativo para garantizar el proceso personal de cada niño y niña y acompañar desde la distancia necesaria respetando la actividad libre de los niños.
Desde esta perspectiva, la organización temporal, la distribución de los espacios interiores y exteriores, y los materiales en general, deben contar con unas características específicas que favorezcan la autonomía, las relaciones, la intimidad, la actividad y la seguridad los niños.
Preparamos el ambiente educativo para ofrecer a los niños los estímulos necesarios para la experimentación con objetos, el dominio de las habilidades corporales y comunicativas y el juego social y simbólico.
La preparación y presentación atractiva y cuidadosa del material, teniendo en cuenta criterios estéticos y organizativos, contribuye a despertar la curiosidad de los niños y favorecer su actividad.
Priorizamos la oferta de materiales de dos tipos al alcance de los niños y niñas:
-Materiales del entorno natural, que ofrecen una gran variedad manipulativa y riqueza sensoriales. Despiertan la curiosidad y estimulan el conocimiento de tactos, olores, gustos y la diferenciación de los elementos naturales en general.
-Materiales inespecíficos y de recuperación, que facilitan que los niños pongan a prueba sus capacidades de experimentar, crear e imaginar. Así cajas de cartón, tapones de corcho, aros de madera, telas y cintas, etc ..., invitan a la acción y permiten iniciar la adquisición de las primeras nociones lógico-matemáticas a partir de la manipulación y combinación de diferentes objetos haciendo clasificaciones, ordenaciones, llenando y vaciando contenedores, poniendo muchos o pocos elementos, etc ... de forma espontánea.
