«La danza no se inventó para que la baile un señor delgado y guapo. Todo el mundo tiene derecho a bailar. En los pueblos, todo el mundo bailaba: los gordos, las gordas, los viejos, los jóvenes... y bailaban por sensaciones, por la vida y por la muerte» Antonio Gades.

En esta performance de danza-teatro, Velasco invoca la emoción primera de lo que hoy llamamos folclore, desde un cuerpo nada normativo, la identidad queer y una conciencia contemporánea. Una canción libre y lúdica sobre la tradición. Una pieza que mueve montañas, con la sabiduría de la madrina y la ilusión de una niña.