No siempre conseguimos cumplir todo lo que nos proponemos, y a veces nuestras expectativas no se corresponden con la realidad. ¿Cómo reaccionamos ante estos obstáculos? No siempre podemos evitar estar tristes o enfadados, pero sí que podemos aprovechar estas situaciones como una oportunidad de aprendizaje de nuestros propios errores.
Hace unos días hicimos un taller con madres y padres de la escuela Piaget para ver cómo nosotros podemos acompañar a nuestros hijos durante este proceso. La tolerancia a la frustración es una actitud y, como tal, se puede trabajar y aprender. ¿Sobreprotegemos a nuestros hijos para evitarles dolor? ¿Dejamos que aprendan de sus errores? ¿Dejamos que busquen ellos mismos las soluciones?
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