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La música en los sellos

La música en los sellos

"Si profundizas lo suficiente, encontrarás música por todas partes", con esta frase James Watson cierra el libro Stamps and Music (Londres, 1916).

Sello de 7,5 coronas con la efigie de Ludwig van Beethoven, Austria. Colección filatélica Ramon Marull

Estàtua de Johann Strauss, Viena. Font: all-free-photos.com

Estátua de Johann Strauss, Viena. Fuente: all-free-photos.com

Viena es una de las ciudades europeas con mayor vinculación con la música clásica. Paseando por la ciudad el visitante repara en la gran oferta cultural de conciertos, producciones operísticas, orquestas o coros. Un pasado que deja su huella en el urbanismo con edificios tan majestuosos como la Ópera estatal o el Theater an der Wien. Pero ¿cuál es el origen de esta relación?


La Casa Real de los Habsburgo dominó durante siglos buena parte del centro y del sudeste de Europa. Muchos de sus miembros eran verdaderos amantes de la música. De acuerdo con las investigaciones de la historiadora Elisabeth Fritz-Hilscher, ha documentado que los emperadores Fernando III, Leopoldo I, José I o la emperatriz María Teresa I llevaban su gusto musical hasta el punto de componer e interpretar piezas musicales. A partir del siglo xvii, la corte atrajo a los mejores compositores, algunos de ellos representados en los sellos que nos ocupan. En este caso, los homenajeados son Franz Joseph Haydn (Rohrau, 1732 – Viena, 1809), Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756 – Viena, 1791), Ludwig van Beethoven (Bonn, 1770 – Viena, 1827), Franz Peter Schubert ( Viena, 1797-1828), Anton Bruckner (Ansfelden, 1824 – Viena, 1896), Johann Strauss (Viena, 1825-1899) y Hugo Wolf (Windischgraz, 1860 – Viena, 1903).

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El 24 de abril de 1922 las autoridades postales emitieron esta serie filatélica dedicada a los compositores nacidos y/o estrechamente vinculados a la corte austriaca. Esta primera iniciativa, con una tirada de sólo 480.000 series completas, sorprendió tanto a los usuarios del correo postal como los aficionados a la filatelia. Fue la primera de muchas otras series dedicadas a los músicos, artistas y obras teatrales. Cuatro años más tarde se emitió otra exitosa serie dedicada a la ópera de los Nibelungos.

Los retratos de los compositores están hechos con calcografía, una técnica de larga tradición en la filatelia austriaca. Desde la primera serie de sellos emitidos el 1 de junio de 1850 y hasta bien entrado el tercer cuarto del siglo xx, los dibujantes y grabadores austriacos han disfrutado de un gran prestigio y reconocimiento público y, de hecho, históricamente, se les denomina como la Escuela de Viena. La exquisita ejecución técnica y el gusto por los detalles y la decoración logró atraer encargos más allá de las propias fronteras.

Pero, además del gusto artístico inherente a estos sellos, hay que añadir otras características de tipo histórico y político. Durante el periodo de la Primera República (1918-1938), Austria, como otros países centroeuropeos, experimentó una hiperinflación económica. Este hecho se refleja de forma muy evidente en los sellos alemanes, por ejemplo, los valores millonarios de los que demuestran la increíble devaluación de la moneda (si os interesa el tema podéis leer el singular “Sellos que valían millones”). Pues bien, en el caso de los austriacos, esta circunstancia se detecta por el precio de venta. A diferencia de otras series del mismo año (por ejemplo, la de Arte y Ciencia, tiene valores de hasta 2.000 coronas), los valores nominales no manifiestan valores muy altos, pero sabemos que el precio de venta era diez veces superior al valor nominal. Esta sobretasa económica sirvió para recaudar fondos en beneficio de los músicos austriacos necesitados.

A partir de este momento, en años posteriores, las emisiones filatélicas incrementarían considerablemente su valor. Por ejemplo, sería el caso de la de 1924, emitida en beneficio de los artistas, que llevó sobretasa desde 300 hasta 3.000 coronas.

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Así pues, los siete sellos son testigos históricos, políticos y artísticos de un momento coyuntural bastante complejo del país. Estas mismas características los convierten en objetos muy valorados entre los coleccionistas filatélicos de temática musical.