Pony Express, se convierte en el primer servicio de mensajería urgente de la historia. Para hacernos una idea de la dureza del trabajo, nada mejor que leer un anuncio que aparece en la prensa estadounidense en 1859.

La Central Overland California and Pike’s Peak Express Company publica la siguiente oferta laboral: “Se buscan jóvenes, delgados y resistentes menores de 18 años. Expertos jinetes dispuestos a arriesgar su vida diariamente. Preferiblemente huérfanos”.

La ruta del Pony Express es la más recordada y mítica de toda la historia de los Estados Unidos de América. Con sede en Saint Joseph, ciudad de Missouri limítrofe con Kansas, la compañía se comprometía a enlazar Missouri y San Francisco en menos de diez días, es decir, quince días menos que las diligencias de aquel momento. El Pony Express es una de las leyendas más perdurables del oeste americano, aquella época fascinante en que una nación se inventaba a sí misma.

Desde 1857 el medio de transporte más rápido para recorrer el camino de Missouri a California era la línea de diligencias de la Butterfield Overland Mail, cubriendo el trayecto entre San Luis y San Francisco con un tiempo total de veinticinco días. No hay que olvidar que antes de 1857 todo el correo federal hacia California, estado miembro de la Unión desde 1850, hacía la siguiente ruta: se enviaba por barco hasta Panamá, cruzaba por tierra el istmo continental y se embarcaba de nuevo con destino a California.

La ruta de la compañía Butterfield Overland Mail recorría Arkansas, Oklahoma (entonces territorio indio), Texas, Nuevo México y finalmente, California. Se la conocía como la Ruta Sur, con casi mil kilómetros más que la llamada Ruta central, que cubría el trayecto a través de Utah y Nevada.

En 1859 el gobierno anunció una concesión para cubrir la ruta. Esta excelente oportunidad fue aprovechada por William H. Russell, William B. Waddell y Alexander Majors que se lanzaron por ella ofreciendo un servicio de correo que garantizaba la entrega en sólo diez días.

Retrato de los fundadores. Webgrafía: http://www.michaellamarr.com/

Los tres socios decidieron crear la compañía Pony Express en 1860 para optar a la concesión de la ruta central de correo. El recorrido, algo más de tres mil kilómetros, atravesaba grandes llanuras, montañas y desiertos.

Todo el trayecto estaba cubierto íntegramente a caballo al galope, lo que obligaba a cambiar de animal cada quince o veinte kilómetros. Esto implicaba prever casi doscientos relevos y, concretamente, ciento noventa puntos donde el jinete pudiera cambiar de caballo. Pero no sólo el animal tenía que sustituirse, cada cinco o seis postas era el mismo jinete el que se cambiaba. De hecho, la cuadra que la compañía adquirió para el servicio superaba el medio millar de cabezas. Un número similar de jinetes acabaría trabajando para la Pony Express.

Aventuras, experiencias e historias de vida fascinantes que aumentaban la leyenda de estos jinetes, lo que les suponía tener que llegar a los puntos antes del tiempo previsto. Incluso se hacían apuestas sobre la hora a la que pasarían por determinados pueblos. Perviven hasta hoy en día muchas historias de cuando se arriesgaban a atravesar territorios indios durante su travesía.

Buffalo Bill junto a Toro Sentado. Fuente: Wikipedia

Entre los jinetes más famosos del Pony Express destaca uno, William F. Cody. Seguramente por el nombre no te suena, pero si hablamos de Buffalo Bill la cosa cambia. Tras los primeros trabajos para la compañía, su trayectoria profesional estaría más dirigida hacia el mundo del espectáculo. Hay que reconocer que su fama ha potenciado en gran parte la existencia del servicio de correo exprés.

Pero el final de la ruta Pony Express no tardaría en llegar, dieciocho meses después de su comienzo. A pesar de haber demostrado que la ruta central podía cubrirse en un tiempo récord, el 22 de octubre de 1861 entró en funcionamiento el telégrafo transcontinental. Y dos días más tarde se anunció el cierre de la ruta.

Nunca antes un servicio de correo había ayudado a moldear y forjar la personalidad de una nación que integraba en su imaginario colectivo un símbolo del carácter americano. La epopeya de la conquista del oeste vivió con el Pony Express uno de sus capítulos más emocionantes y legendarios, y acercó a golpe de galope ambas costas de los Estados Unidos de América.

La colección Marull dispone de dos sellos conmemorativos de este legendario servicio de correo exprés. El primer sello estadounidense de correo ordinario que no hacía referencia a un presidente de EEUU, emitido en 1869. Y al lado, el de la derecha, emitido en 1939 que conmemoraba el 80 aniversario de la creación de esta compañía mítica, el Pony Express.