La marquetería es un viejo oficio basado en la técnica de crear una composición a base de piezas de madera, que, aplicadas sobre una superficie, sirven para decorar cualquier tipo de mobiliario o realizar obras totalmente artísticas, como por ejemplo cuadros. Mediante esta técnica también se pueden cubrir marcos de espejos, mesas, cajones o suelos, entre otras cosas.
Para no perder este oficio en peligro de extinción, la familia Ordóñez, que tiene un taller en la Vila de Gràcia (calle de Maria, 6), fundó la Associació Barcelona Marquetería hace apenas 20 años. Además de asociación, esta entidad también actúa como escuela de aprendizaje de este arte. El taller, sin embargo, está abierto desde 1952, cuando Juan Ordóñez, padre del actual responsable del taller y presidente de la Asociación, lo abrió. La Marquetería J. Ordóñez pertenece a la Associación Artesanos de Gràcia, y los resultados de su labor se pueden ver, entre otros sitios, en espacios como la entrada del Saló de Cent, el suelo de la Casa Lleó i Morera o la galera que hay en el Museo Marítimo.
La Asociación tiene cerca de 20 asociados, que cada semana trabajan con paciencia y mucha dedicación en sus creaciones. Maria Antònia Molinas, por ejemplo, está diseñando un castillo. José quiere reproducir de la manera más fiel posible la iglesia de Sant Joan de Caselles. Y Santiago lleva tres años elaborando un campo de golf, en el que se ocupa de todos los detalles.
Un proceso artesano y minucioso
El proceso de creación y fabricación de estas obras a través de la marquetería no es nada sencillo y requiere una gran constancia. A partir de fotografías, los artistas dibujan ante todo los montajes en lápiz. Una vez han trazado el diseño, buscan las diferentes maderas y los materiales necesarios para llenar la composición. El paso siguiente es serrar las piezas e introducirlas minuciosamente en la creación. Por último, una capa de pegamento caliente cubre el producto final.