La prohibición se implementó a raíz de la explosión de un patinete eléctrico en un vagón de los Ferrocarriles de la Generalitat en noviembre del 2022.
Este escenario se considera de baja probabilidad, pero puede ser grave si se da cerca de personas vulnerables, como personas con movilidad reducida, niños o bebés, o en momentos de alta ocupación.
Durante este año un grupo de trabajo ha analizado varias medidas, como limitar el horario de acceso, el número de vehículos o el tamaño máximo, entre otros, pero no se ha podido establecer ningún escenario en el que no se mantenga un factor de riesgo muy elevado.
El riesgo principal es que se produzca un incendio de la batería, el elemento más delicado del vehículo. En concreto, preocupa el embalamiento térmico, un proceso de degradación extremadamente rápido en el que se catalizan toda una serie de reacciones químicas exotérmicas que emiten gases, generan fuego y humo y pueden provocar una fragmentación y una explosión.