El barrio del Coll está situado a unos 300 metros sobre el nivel del mar, en el extremo nororiental del distrito de Gràcia. Se extiende al pie de la colina del mismo nombre, a ambos lados del curso alto del antiguo torrente de la Farigola, afluente del de Vallcarca.

El origen del barrio es la iglesia del Coll, del siglo XI. Muy cerca se encontraba la capilla de Lourdes. Toda esta zona había sido territorio de caza de los señores feudales de Barcelona. Posteriormente, diferentes bandoleros utilizaron como refugio las cuevas de Cimanya —ya al otro lado del Coll, en el actual barrio del Carmel—, que más adelante se convirtieron en importantes minas de hierro.

A principios del siglo XX, el barrio se fue poblando de masías y casas. Hacia los años sesenta, la fiebre urbanística provocó que se extendiera la edificación, a menudo de forma poco ordenada, en los espacios libres que quedaban, hasta ocupar completamente ambas vertientes del valle. La avenida de la Mare de Déu del Coll es el eje vertebrador principal en un barrio de trama urbana castigada por las fuertes pendientes.

En 1976 se reivindicó la construcción de un parque. La cantera de la Creueta estaba abandonada y se quería construir pisos en su lugar. Finalmente se evitó, y en 1986 se inauguró el parque de la Creueta del Coll. Sus elementos más destacados son el estanque piscina que ocupa la parte baja, y la gran escultura suspendida de Eduardo Chillida.