A Pesar de haber reducido en los últimos 10 años la intensidad energética y haber multiplicado por más de 20 la producción de energías renovables en la ciudad, todavía queda mucho para hacer para extender una nueva cultura de la energía. Algunos retos: evolucionar hacia una economía baja carbone, impulsando el uso de energías con menores emisiones de gases con efecto de invernadero asociadas y la reducción del consumo de energía, ahorrar recursos naturales y conseguir la máxima eficiencia en su uso, aprovechar al máximo los recursos energéticos locales, priorizando las energías limpias|netas y renovables en diferentes ámbitos, tanto en edificios como en el transporte, integrar la eficiencia en la planificación urbana, entre otras acciones.