El consumo de las toallitas húmedas se ha incrementado notablemente en los últimos años, siendo cada vez artículos más habituales en la higiene diaria de muchas personas y familias. El problema aparece en el momento en que estas toallitas se tiran por el inodoro, ya que son las responsables de atascos en la red de alcantarillado, averías en las depuradoras y el encarecimiento del proceso de saneamiento de las aguas residuales. Muchos ayuntamientos han reformado su ordenanza de saneamiento para prohibir que los ciudadanos y ciudadanas tiren las toallitas húmedas por el inodoro (a partir de ahora, las tendrán que tirar a la basura). La ordenanza de medio ambiente de Barcelona, en el apartado relativo al sistema de saneamiento (título 5 capítulo 2) no pone especial énfasis en la prohibición del vertido de toallitas, pero si que lo hace con otros materiales o productos, como pinturas o aceites.
Ante un problema creciente y de alcance internacional, ya hay medidas en marcha como el cambio en las etiquetas de los paquetes de toallitas (muchas ya indican que no se tiren en el inodoro) o la introducción de nuevas técnicas en las depuradoras. Hará falta, también, que todos y todas pongamos de nuestra parte y recordemos que las toallitas húmedas, incluso las biodegradables, tienen que ir al contenedor de rechazo.