Moat-III
Laia Estruch
04.10.2020
Domingo 4 de octubre, 13:30 h
Patio del Palacio de la Virreina. Gratuito. Aforo limitado con inscripción previa.
El acceso se abrirá 20 minutos antes del inicio de cada sesión.
El proyecto Moat es una práctica escénica experimental. Simultáneamente y como obra abierta, realiza un estudio sobre la voz y el cuerpo en las arquitecturas del juego. Esta pieza nace de la necesidad de abrir nuevas líneas de investigación relacionadas con el movimiento del cuerpo en relación con la voz y con la palabra para explorar y forzar sus comportamientos en las arquitecturas de los parques infantiles de principios de siglo xx.
Para la activación performática de Moat III se utilizó una estructura de plástico inflable (creada a partir de la recuperación de diferentes elementos y formas tipológicas de parques infantiles de principios del siglo pasado) que funciona como escena, partitura, instrumento y archivo. A través de una relación directa entre cuerpo y estructura, Moat III persigue experimentar, fijar sonidos y recorridos generados por cuerpo y voz tomando como referencia los comportamientos corporales y acústicos de estos espacios de esparcimiento.
Moat se convierte en un espacio transversal mediante la realización de una serie de performances, cuyo registro sonoro da lugar a una investigación audible, dentro de la estructura de plástico inflable transitable.
Es un trabajo de estudio presentado en escena, un juego de resistencias entre dos cuerpos y dos voces que respiran y se mueven a la vez dentro de una partitura que se va elaborando.
Laia Estruch (Barcelona, 1981) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona (2010). Cursó el último año de licenciatura estudiando Arte Performance y Arte Sonoro en la Universidad The Cooper Union (Nueva York, 2010). Su práctica artística se inscribe en el marco de la performance y la escultura, desde donde trabaja el lenguaje del cuerpo y la voz. Utilizando la spoken word, la canción, los objetos y las publicaciones, sus proyectos analizan las posibilidades emotivas de la voz a cappella y el cuerpo sin teatralizar, abriendo un espacio de reflexión en relación al carácter performativo del lenguaje, la grabación sonora y su archivo oral.