El retorno de la mirada. La tarea política de narrar

Paloma Polo

«Todo lo que tenemos es el relato», afirmaba Ursula K. Le Guin a través de uno de sus personajes en la novela The Telling (2000). Lejos del entendimiento de la historia como un constructo inmutable, definitivo e inequívoco que se repetiría hasta el infinito ―aunque a veces así se pretenda―, el relato inscribe lo relatado en una transformación político-afectiva en la que juegan al mismo tiempo el pasado, el presente y el futuro. ¿Cuáles son nuestras historias? ¿Qué narraciones nos faltan o permanecen ausentes? ¿Dónde queda la historia cuando no se narra o cuando es ideológicamente invisibilizada o suprimida? Estas preguntas subyacen y se actualizan en la operación de relatar. Por ello, la tarea de narrar se define como altamente política. 

El trabajo de Paloma Polo (Madrid, 1983) se acerca a acontecimientos históricos muy precisos, a relatos que han sido parte de los fundamentos hegemónicos colono-patriarcales, así como a otros que fueron descartados o silenciados. Para ello, la artista se sumerge en investigaciones a largo plazo, toma y confronta fuentes diversas que abren espacios de escucha, diálogo y cooperación. 

Articulada a partir de cuatro núcleos que se activan desde los siguientes proyectos: The Path of Totality (El camino de la totalidad, 2010), Dulcinea (2022), El barro de la revolución (2019) y C’est vouloir se jeter au fond du lac pour conserver sa vie (Es querer tirarse al fondo del lago para conservar la vida, 2024) —este último, inédito, ha contado con la producción, entre otros, de La Virreina Centre de la Imatge—, la muestra pone a dialogar dichos ámbitos con materiales procedentes del archivo de la artista que raramente han formado parte de exposiciones, aunque documentan los contextos y metodologías empleados en cada propuesta.