Para muchos, la imagen ha sido declarada no apta para criticar la realidad. Pero recusar las imágenes en nombre de la verdad no solo hace impensable la invención, sino que también hace imposible orientarnos en nuestro presente. No podemos obviar cómo la imagen ha extendido su territorio.

Si lo que queremos es una crítica que sea capaz de invertir su energía en una nueva pasión creativa para organizar el polémico encuentro entre lo real y lo posible, es necesario aceptar el desafío de una crítica que no sea a la «contra». ¿Cómo activar nuestra imaginación en esta época reticular de una red sin hilo? ¿Cómo soplar los vestigios de esas imágenes muertas, a las que se les ha extirpado su singularidad para que circulen separándonos de la vida? ¿Cómo hacer que vuelva a arder su peligro?

Este posicionamiento que busca explorar las potencias de las imágenes exige un desgarro. Pero ¿en qué consiste este desgarro? ¿De qué se han de desgarrar las imágenes? Nos proponemos profundizar en estas preguntas, en qué sentidos lo imaginario no consiste en la representación de lo que es, sino que, como sostenía Cornelius Castoriadis, «la imaginación radical es la libre asociación de cualquier cosa con otra cosa posible, eventualmente en devenir».

Andrea Soto Calderón, doctora en filosofía, profesora de Estética y Teoría del arte. Ha desarrollado sus investigaciones en Valparaíso, Barcelona, Lisboa y París. Sus líneas de investigación se centran en las transformaciones de la experiencia estética en la cultura contemporánea, la crítica, investigación artística, el estudio de la imagen y los medios, así como a la relación entre la estética y la política.

Ha escrito numerosos artículos académicos así como textos para catálogos de artistas. Entre sus publicaciones recientes destaca su libro Le travail des images junto a Jacques Rancière, Les presses du réel, 2019.