24 de febrero de 2025
El atril evoca un espacio que, durante cuatro décadas, sirvió como punto de encuentro de diversos colectivos comprometidos con la justicia social.
Este 22 de febrero se inauguró un nuevo atril conmemorativo dedicado al Casal de la Pau, que durante casi dos décadas fue un lugar de reunión para las personas comprometidas con el bienestar y la justicia social. El acto contó con la participación del tercer teniente de alcalde, responsable del área de seguridad en el consistorio y consejero del distrito de Ciutat Vella, Albert Batlle, y del activista e historiador Josep Maria Moragriega, referente del movimiento de los insumisos, condenado hace 35 años en el primer consejo de guerra contra los insumisos del estado español. También asistieron el Comisionado del Pacto por Ciutat Vella, Ivan Pera, el Director de la Dirección de Patrimonio Cultural del ICUB, Jaume Muñoz, y varios representantes de entidades vecinales y de memoria.
En los discursos se repasó la actividad del Casal, su importancia como un punto de encuentro ineludible para todos los pacifistas y antimilitaristas de las décadas de los 70 y los 90, y las acciones represivas de las que también fue objeto. No obstante, se elogió su función de refugio para diversos movimientos.
El Casal de la Pau, punto de encuentro del activismo por la justicia social
El Casal de la Pau representó un ejemplo del poder transformador del activismo y de la unión de esfuerzos, así como un punto de encuentro ineludible para muchas personas comprometidas con el bienestar y la justicia social. Durante casi cuatro décadas de historia, el Casal acogió innumerables debates, generando cultura e impulsando la colaboración ciudadana y la lucha por el bien común.
El Casal de la Pau acogía objetores de conciencia, insumisos, ecologistas, grupos antinucleares, colectivos en lucha por el desarme nuclear, pacifistas y grupos de activistas por la no violencia. Ese ambiente activista y contestatario encontró en este centro el espacio ideal para crecer y generar ideas y debates, contribuyendo a enriquecer perspectivas y posibilitando que grupos, a priori antagónicos, convivieran y colaboraran en la búsqueda de objetivos comunes.
En el local también se editaban revistas como La puça i el general o El mocador, referentes gráficos e ideológicos para toda una generación, que contribuyeron a impulsar debates que hasta entonces habían sido silenciados y subestimados. Estas publicaciones están siendo recuperadas gracias al gran trabajo del Institut Català Internacional per la Pau y su proyecto de las “Revistas del Moviment de la Pau”.
Por todo ello, el Casal de la Pau propició que temas hasta entonces minoritarios ampliaran su eco, y que personas de diversas ideologías convergieran en un mismo espacio y pudieran compartir ideas y proyectos, generando comunidad, ampliando la cultura de la paz y sirviendo también de foco irradiador a partir del cual se generaron nuevas iniciativas. Es, además, un antecedente directo de otros espacios de la ciudad que existen actualmente y con los que comparten compromiso y valores.


