Memoria Democrática

En el número 7 de esta calle, donde antes se encontraba el Teatro Jovellanos, entre los días 12 y 15 de agosto de 1888, 25 delegados y delegadas en representación de 49 sociedades obreras que agrupaban a 5.154 trabajadores celebraron el Congreso Obrero de Barcelona. Así nacía la Unión General de Trabajadores (UGT), uno de los primeros sindicatos de clase en constituirse en Europa y en el mundo. Y de los pocos, junto con otros británicos y franceses, que aún existen en la actualidad.
La nueva organización se proponía "reunir en su seno a las sociedades, federaciones y uniones de resistencia", "crear nuevas secciones de oficio y constituirlas en Federaciones Nacionales", "mejorar las condiciones de trabajo" y "mantener estrechas relaciones con las organizaciones obreras de otros países que persiguieran los mismos fines" y practicar con ellas "el principio de solidaridad". Del mismo modo, se afirmaba que para alcanzar estos objetivos era necesario recurrir "a la huelga bien organizada" y exigir a los poderes públicos "leyes que favorecieran los intereses del trabajo, como la jornada legal de 8 horas, la fijación de un salario mínimo o la igualdad salarial para la clase obrera de ambos sexos".
Una historia de conquistas sociales y laborales, como la jornada de 8 horas o la proclamación de la Segunda República. Pero también de lucha, represión política, persecución sindical y exilio.
Desde 1888, la UGT ha estado presente en todos los momentos históricos defendiendo los derechos de las personas trabajadoras, la democracia, la justicia social, la igualdad y las libertades.