Memoria Democrática

El 26 de enero de 1939, después de tres años de guerra en defensa de la segunda república y las instituciones catalanas, la ciudad de Barcelona fue ocupada por las tropas del general Francisco Franco y sus aliados de la Alemania nazi y la Italia fascista.

En el contexto de la represión sistemática desatada, el 10 de febrero se iniciaron los fusilamientos delante del parapeto del Camp de la Bota, un muro de hormigón parecido a una escollera en el interior del mar y junto a la playa de arena. El parapeto hoy está cubierto por las aguas del puerto deportivo y los yates que se divisan desde aquí.

Desde 1939 hasta 1952, según la documentación extraída de los consejos de guerra sumarísimos, fueron ejecutadas en Barcelona 1.706 personas, la mayoría en este espacio del Camp de la Bota, pero también en el Castillo de Montjuïc y en la prisión Modelo. En este último caso, la ejecución se produjo por garrote, un sistema que provoca la muerte por asfixia.

Las ejecuciones fueron de mujeres y hombres que habían participado en los movimientos sindicales o sociales, en la organización cooperativa del trabajo, el deporte, la salud o la cultura, en la organización y la mejora de la educación pública basada en la coeducación, la laicidad y el uso vehicular de la lengua catalana, personas que habían participado en la defensa armada de la república y la revolución o que habían dirigido o gestionado los ayuntamientos o la Administración republicana.

En 1952 se efectuaron las últimas ejecuciones en el Camp de la Bota; el Estado necesitaba mejorar su imagen internacional, y esta operación se inició con la celebración del Congreso Eucarístico de aquel 1952 y prosiguió con el reconocimiento del régimen franquista por la UNESCO a final de año. Sin embargo, la represión por todos los medios, asesinatos y ejecuciones incluidos, se siguió produciendo a lo largo de la dictadura, y la última fue el 27 de setiembre de 1975.

En el 2019, al cumplirse 80 años del inicio de las injustas ejecuciones, el Ayuntamiento de Barcelona ha establecido este espacio memorial con los nombres de las ejecutadas y los ejecutados en la ciudad, como homenaje a su biografía de esfuerzo para la igualdad. El recuerdo de su acción constituye la memoria democrática de Barcelona y del país. Queremos la paz, pero no queremos la indiferencia.