Memoria Democrática

En 1931, fruto del resultado de las urnas, se proclamó la Segunda República. Con el nuevo gobierno, se desplegaron una serie de políticas modernizadoras que tenían como objetivo construir una sociedad más libre e igualitaria. Pero cinco años más tarde, un golpe de estado militar, apoyado por los sectores más conservadores de la sociedad, llevó el país a una guerra civil y a una dictadura que cortó de raíz este anhelo popular.

Conmemorar la Segunda República es recordar lo que supuso aquella acción política y social para el progreso y la libertad en nuestro país. Significa recordar una época en la que mujeres y hombres lucharon por alcanzar unos ideales de justicia e igualdad y, en definitiva, por alcanzar el sueño de una sociedad libre.

«Únicamente en una república en la que el pueblo tiene el poder supremo» se alcanza la auténtica libertad, la cual «comporta una igualdad de derechos absoluta» porque «la libertad no consiste en el hecho de tener un buen amo, sino en no tener ninguno». Así lo definía Cicerón en De re pública. Estos ideales republicanos son los que, con luces y sombras, guiaron la acción política de la Segunda República a partir del año 1931 e impulsaron la modernización y el progreso en el estado. Todo, luchando contra la oposición de los sectores más conservadores de la sociedad, que se alineaban con las ideologías fascistas que en aquellos años surgían en algunos países europeos. En este contexto, la Segunda República se convirtió, conceptualmente, en un «refugio» de libertad, un espacio de protección de unos valores y unos ideales de justicia e igualdad.

Al igual que en la década de los treinta del siglo pasado, hoy en día la paz y la democracia aún son frágiles, y las noticias de actualidad nos lo recuerdan cada semana. En lo que llevamos de siglo XXI, hemos visto cómo, en diferentes lugares del mundo, se han producido numerosos atentados contra los principios democráticos, a menudo orquestados por el auge de los movimientos de extrema derecha, que en algunos casos han derivado en graves actos violentos o incluso en conflictos armados. Es evidente que el paso del tiempo no ha conseguido consolidar sistemas democráticos que sean inviolables y hay que ser conscientes de la fragilidad de la democracia y la necesidad de defenderla, tal y como ocurrió durante la Segunda República.

Este año. proponemos que la Primavera Republicana reflexione sobre la necesidad de proteger la democracia. Hay que seguir defendiendo aquellos sueños republicanos que todavía hoy constituyen un auténtico refugio de libertad. Así pues, presentamos una programación para recordar los ideales que fundamentaron la Segunda República y enlazarlos con la actualidad, con hechos y situaciones que atentan hoy contra las libertades e, incluso, contra los derechos humanos: la lacra de los feminicidios, los ataques flagrantes a las instituciones, el desprecio a la diversidad o los déficits culturales y educativos.

Las actividades programadas responden a la necesidad de consolidar algunos de los derechos civiles que se consiguieron con la lucha de mujeres y hombres durante la Segunda República y que hoy en día no se respetan plenamente. Debates, charlas, música y teatro serán los formatos que, con las participación de las ciudadanas y ciudadanos, nos ofrecerán espacios de reflexión y de reivindicación para una sociedad más justa.

Programa comisariado por Òscar García Recuenco, Oriol López Badell y Toni Vidal Arnan.